Djokovic vuela en Kazajistán

Novak Djokovic continúa con la marcha imparable que inicio la semana pasada en Tel Aviv, donde fue campeón, y encadena ya siete victorias consecutivas después de superar con claridad (6-4 y 6-3 en 1h28) este viernes en el Astana Open a Karen Khachanov. El serbio alcanza su sexta final del año, primera en una ATP 500 desde la de Dubái en 2020, sin ceder un set y habiendo perdido solo 13 juegos en los tres encuentros que ha despachado en Kazajistán. Este sábado (14:00, Deportes por Movistar+) peleará en un partidazo, a priori, con Daniil Medvedev por una plaza en la final del domingo.

Khachanov era un rival importante, una prueba de altura para calibrar el estado de forma de Djokovic, que ya parecía magnífico, y la solventó el balcánico con sobresaliente. El saque volvió a ayudarle mucho (85% de puntos ganados con primeros y 59% con segundos), pero lo que le hizo inexpugnable es el exquisito trato de la bola, la precisión con la que ejecutó sus golpes, tanto de drive como de revés, para cometer solo nueve errores no forzados.

Si a sus estupendos números se le une el hambre que exhibe desde su regreso a las pistas, la rabia con la que celebra algunos puntos, como el ace con el que cerró el triunfo ante el ruso de 26 años y 18º del mundo, la figura de Nole pasa a infundir respeto y temor. No perdona una, tiene dentro la rabia de no haber podido competir en todos los torneos que hubiera querido por sus convicciones personales, y quiere demostrar que aún manda. Si sigue así, entrará incluso por puestos en unas ATP Finals que tiene aseguradas como campeón de Wimbledon. Llegará fresco y, por lo tanto, como gran favorito. Y aún quiere mejorar: “Honestamente, no jugué también de fondo como en los dos anteriores partidos, pero fue suficiente, porque fui capaz de producir buen tenis cuando era más necesario en los dos sets. Espero poder elevar el nivel para el próximo partido”.