Carlos Alcaraz conquista su primer título en pista cubierta

Carlos Alcaraz consiguió este domingo, de una tacada, varios logros que demuestran que su carrera, aún corta, ya es muy especial y destacada. El murciano de 21 años apretó los dientes e hizo un último esfuerzo que le llevó a ganar en la final de Róterdam a Alex de Miñaur. Necesitó tres sets (6-4, 3-6 y 6-2) y casi dos horas para superar al australiano de 25 años y número 8 del mundo, y conquistar el primer título de su carrera en un torneo disputado en pista cubierta.

De ese modo, Alcaraz ya ha triunfado en todas las superficies y condiciones posibles. Tiene trofeos en dura (6), tierra (8) y hierba (3); al aire libre (16) y a cubierto (1), y en todas las categorías: 250 (2), 500 (6), 1.000 (5) y Grand Slams (4). Desde ahora es el sexto jugador en activo con más títulos y el primer campeón español en el evento holandés, un logro que no pudieron cosechar su entrenador, Juan Carlos Ferrero, ni Rafa Nadal, finalistas en 2004 y 2009, respectivamente. Y siguiendo con el tenis de la Armada, es el sexto que alcanza la cifra de 17 entorchados en Era Open (ver tablas). Adelanta a Ferrero, que se quedó en 16. El valenciano vivió el éxito de su pupilo desde su descanso en Villena, porque esta semana a Carlos le ha acompañado Samuel López.

“Róterdam ya es muy especial para mí, no solo por el título, aunque también, sino por el apoyo. Era mi primera vez, pero habéis hecho que parezca que llevaba mucho tiempo jugando aquí. Espero veros la temporada que viene. Gracias”, le dijo Alcaraz al público. Ningún debutante había logrado triunfar allí desde Lleyton Hewitt (2004), mentor de un De Miñaur que vendió cara su derrota. “Felicidades a Alex, porque ha hecho un gran torneo. Te deseo siempre lo mejor y me alegro de verte arriba”, reconoció Carlos.

Personalidad

El finalista en 2024 (le ganó Jannik Sinner) se sobrepuso a un primer set poco enérgico para lo que en él es habitual, igualó el partido y aguantó hasta la mitad de la tercera manga, con intención y buen tenis. Pero cuando el prodigio de El Palmar encontró el modo de dominar, de hacer que todo dependiera de él, como había conseguido al inicio del encuentro, ya no hubo discusión. Se le dan bien los aussies (9-0), qué se le va a hacer.

No fue un partido excesivamente brillante. De hecho, hubo más errores no forzados que winners. La tensión les restó frescura a los dos y empobreció un pelín el espectáculo, aunque hubo buenos puntos. Se trataba más de ganar que de agradar. De ejecutar bien el plan y estar fuerte mentalmente. En esa suerte se impuso Alcaraz, que es más ganador, más killer.

La tira nasal que utilizó en todos los partidos fue la prueba de que encaró el torneo con problemas. Y, aun así, campeón. Por eso estuvo especialmente emotivo con su equipo en la entrega de trofeos. "Llegué aquí sin encontrarme al 100% bien por el resfriado, pero cada día me he ido encontrando mejor y mejor gracias a vosotros. A todo el mundo, también los que están en casa, gracias. No soy un tipo que diga esto muy a menudo, pero lo voy a decir: os quiero, gracias por lo que hacéis por mí“. Alcaraz, un grande como jugador y como persona.

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