Alcaraz es un titán

En poco tiempo se empiezan a acabar los calificativos para definir la clase de tenista y de ser humano que es Carlos Alcaraz. El español fue capaz este jueves de pasar por encima de Sebastián Báez en la primera ronda de Tokio (6-4 y 6-2 en 90 minutos), a pesar de jugar lesionado desde la mitad del primer set, cuando una torcedura del tobillo izquierdo durante un movimiento de arrancada puso en serio peligro su continuidad en el partido.

Al principio, parecía incluso más grave, porque en directo no se había apreciado bien la torsión y había temor a una lesión muscular o del tendón de Aquiles. Alcaraz se quedó en el suelo y eso aumentó la alarma. Después, en las repeticiones del desgraciado lance, ya se vio cómo el tobillo se le torcía. Tras unos instantes de zozobra, el fisio del torneo le aplicó un buen vendaje que le permitió continuar jugando, aunque perdió su saque en unos minutos de dificultad para él, en cuanto al movimiento. Pero, en plena lucha por el número uno con Jannik Sinner, se las arregló para reaccionar, romperle el servicio a Báez y apuntarse el primer set tras un parón por lluvia que no le vino nada mal. Porque en esos minutos habló con su equipo, expresó sus sensaciones (“Lo noto hinchado y me duele algunas veces”, dijo), le reforzaron el vendaje y volvió como un tiro, lanzado a por un triunfo que cerró por la vía más rápida posible, armado con un golpe de derecha que funcionó de maravilla y fue letal.

“Yo estaba asustado también. No voy a mentir. Cuando me torcí el tobillo, me preocupé, para ser honesto. No me sentía bien al principio. Así que estoy feliz de haber sido capaz de jugar después de eso y hacer un buen tenis para acabar así de bien”, resumió Carlos, que espera continuar en el ATP 500 japonés. “Hay que ver. No será fácil el próximo día y medio para mí. Trataré de recuperarme, de hacer todo lo posible para estar listo para la siguiente ronda, y tratar de jugar y hacerlo a un nivel suficiente para competir. Aunque he tenido mala suerte”, señaló. Si todo va bien, el sábado se enfrentará en octavos por primera vez a Zizou Bergs. El belga, de 26 años y 45º del mundo, venció al chileno Alejandro Tabilo por 1-6, 7-6 (2) y 7-6 (4).

Un tenis directo

Lo cierto es que cuando pudo, su juego fluyó como de costumbre, con mayor contundencia, si cabe, porque no le interesaba pasar demasiado tiempo en pista con el tobillo presumiblemente inflamado. El efecto de ese tenis directo no se reflejó tanto en golpes ganadores como en incomodidad y dificultades para devolverlos por parte de Báez, 15ª ‘victima’ argentina consecutiva de Alcaraz (no pierde contra uno desde que Federico Coria le batió en la segunda ronda de su primer torneo ATP, el de Río 2020).

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“Cuando pasó (la torcedura), no me encontré bien en absoluto. No podía hacer nada en los primeros cinco minutos. Así que estaba preocupado, porque no tenía confianza para continuar. Pero el fisio vino y me puso unos vendajes que fueron muy buenos y me hicieron no sentir nada, lo que para mí fue genial. Podía andar y cogí mucha confianza en poder seguir, después de haber pensado que no podría hacerlo”, admitió el de El Palmar, que apeló a su “mentalidad de guerrero”. “Trato de tenerla siempre, en cada partido y cada aspecto. Es lo que pensé. ‘Trata de hacer lo mejor, todo lo que puedas para hacer un buen tenis para la gente’. No les podía fallar, porque me sentiría un poco culpable. Seguí también por ellos, con una buena mentalidad y dar todo lo que tenía”. Así es Alcaraz, un titán.

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