Canadá da la ‘sorpresa’: a la final de la Billie Jean King Cup

La historia reciente demuestra que un buen primer espada y un buen dobles valen para ganar una Copa Davis o una Billie Jean King Cup. Un nuevo ejemplo es Canadá, vigente campeón de la primera y desde este sábado finalista de la segunda, algo que jamás había conseguido hasta la fecha, tras derrotar a la que quizá era la gran favorita del certamen, Chequia (2-1). Este domingo, ante Italia, que tumbó a Eslovenia, tendrán la oportunidad de estrenar su palmarés en la competición.

¿Cómo fueron capaces de derrotar a un equipo con dos top-10 (Vondrousova, ganadora de Wimbledon este año, y Krejcikova)? Pues con Leylah Fernandez en estado de gracia, cuatro victorias en otros tantos partidos en La Cartuja de Sevilla, y con Gabriela Dabrowski como baluarte en el dobles, ya sea mezclando con la propia Leylah, como este sábado, o con una Bouchard recuperada para la causa. Si a eso le añadimos la irrupción de Marina Stakusic, que ha ganado dos de sus tres partidos esta semana (los primeros que disputa en este evento) pese a contar solo 18 años y haber jugado dos cuadros finales en torneos WTA en su carrera, el cóctel es potente.

Lo comprobó de primera mano Chequia, que se las prometía muy felices cuando Krejcikova, campeona de Roland Garros en 2021, décima de la lista WTA, le leyó la cartilla a Stakusic, invicta hasta entonces, con un 6-2 y 6-1 en apenas 1h23. Era el guion natural de la eliminatoria, hasta que entró en juego el fenómeno Leylah Fernandez.

Una jugadora que mezcla talento y resiliencia, que se agarra a la pista con una ferocidad que asusta. Brillante al servicio, puso distancias en el primer set, y abortó después el conato de remontada de la checa. Al final, 6-2, 2-6 y 6-3 en 2h04 para la 35ª raqueta del mundo (la 20ª en dobles, vale igual para un roto que un descosido), finalista del US Open en 2021, con una biografía tan variada como su juego: padre ecuatoriano, madre de origen filipino, ducha en el inglés, el francés y el castellano. Luego mezcló con Dabrowski, con árbol genealógico en Polonia, para rematar la remontada ante Krejcikova y Siniakova (7-5 y 7-6 (3) en 1h51).

Otra muestra de lo bien que le sienta el mestizaje a Canadá, que en cuestión de un año se ha adueñado del panorama en el tenis por equipos con apellidos como Shapovalov, Auger-Aliassime, Pospisil y las citadas Stakusic, Dabrowski, Fernandez... Todos tienen raíces que exceden las fronteras de su país, y contradicen a los que creen que la pureza étnica, en pleno 2023 y en un mundo globalizado, es el camino.

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