Alcaraz remonta para salvar un mal día en Madrid
El español estuvo contra las cuerdas en el segundo set, pero levantó cinco puntos de quiebre y se impuso a Ruusuvuori. Le espera Dimitrov.
Jugar al tenis de primeras en la Caja Mágica no es nada fácil, ni siquiera para los mejores del mundo. Que se lo digan a Carlos Alcaraz, cabeza de serie número uno y vigente campeón del Mutua Madrid Open, que pasó las de Caín en su estreno, directamente en la segunda ronda, para superar a Emil Ruusuvuori: 2-6, 6-4 y 6-2 en 2h16. El domingo se las verá con otro enemigo complicado, el búlgaro Grigor Dimitrov, que pudo con el francés Gregorie Barrere ((7-6 (6) y 7-6 (2)). “A mí y a mi equipo casi también nos da un infarto. Muy contento de poder sacar adelante un partido muy duro”, reconoció tras sumar su victoria 33 en Masters 1.000. ¿Les suena el número?
La altitud, el calor (32 grados) y unas bolas cada vez más rápidas, entre otras cosas, hacen que las condiciones no sean las más propias de la tierra batida y se asemejen a las de una pista dura. Las dimensiones, grandes, de la cancha hacen el resto para que la adaptación no sea sencilla. Todo eso lo sufrió Alcaraz, que solo se había entrenado dos días en la capital y no controló bien la distancia de sus golpes en el primer parcial y parte del segundo (acabó con 33 errores no forzados en total).
No obstante, empujado por el público que llenó prácticamente la Manolo Santana, Carlitos hizo lo que suelen hacer los grandes en un día malo: soltar los nervios, bajar la cabeza, asegurar los tiros y concentrarse en sus turnos de saque. “Tienes que estar ahí todo el rato, no siempre vas a jugar como quieres. Vendrán momentos duros. La gente piensa que no debería perder o complicarme, pero cada partido es un mundo. Hay que estar con mucha humildad, aceptar los momentos si no salen bien e intentar cambiarlo con buena actitud”, explicó.
Así logró derribar a Ruusuvuori, finlandés de 24 años, que le había ganado hace dos años en Miami y aún es el 41º del mundo quizás porque no logra mantener el nivel altísimo que mostró en los 14 primeros juegos del partido. En esos minutos sirvió con fuerza y precisión, restó de maravilla, con variedad, a veces al cuerpo, otras a los pies de Alcaraz y en ocasiones con un revés cruzado y bajo magnífico. Tácticamente, le dio un baño al murciano, que en siete días cumplirá 20 años.
Punto de inflexión
La clave de la victoria del prodigio de El Palmar fue su resistencia en el momento más complicado para él, que podría haber cambiado el signo del encuentro. Con 3-2 a favor de Ruusuvuori en la segunda manga, Alcaraz salvó cinco puntos de quiebre con su servicio, uno de ellos con un revés paralelo increíble (”Ha sido suerte, un golpe que solo podía hacer así, el único recurso que tenía, y por suerte ha ido dentro”, admitió). Acto seguido, rompió el de su rival, que se enredó por culpa de una doble falta.
Desde ahí, el viento sopló ya a favor de Carlitos. “Cogí ritmo, esperé y esperé y empecé a jugar mejor, creo que al final ha habido buen nivel”, opinó tras un duelo duro que cerró bramando un “¡Vamos!”, para celebrar un triunfo importante, porque la derrota le hubiera dejado sin la posibilidad de volver a ser número uno (lo recuperará si revalida título), con el dos en peligro por el acecho de Medvedev. Habría sido un palo delante de la familia, los amigos y un público entregado. Además, era el cumpleaños de su padre, Carlos sénior, para quien fue su dedicatoria. Todo cuenta.