Carlos Alcaraz, de novato a favorito en Roland Garros
El murciano de 19 años inicia su segundo Roland Garros con una victoria contundente ante Londero. El miércoles se enfrentará a Ramos.
En 2021, Carlos Alcaraz debutó en el cuadro principal del Roland Garros. Llevaba apenas una semana en el top-100 y tuvo que ganarse el puesto en la previa, tras haber caído en ella el año anterior a las primeras de cambio, contra el australiano Vukic. En 2022 es uno de los grandes favoritos para alzarse con la Copa de los Mosqueteros. Una ristra de récords de precocidad, 29 victorias, con la de este domingo ante el argentino Juan Ignacio Londero (6-4, 6-2 y 6-0 en 1h51), y cuatro títulos en lo que va de curso, avalan al murciano de 19 años, que se enfrentará el miércoles a su compatriota Albert Ramos, curiosamente, el primer rival al que ganó en su debut ATP.
En el set inicial, un tanto anodino, como el cielo gris que se veía sobre una Philippe Chatrier que registró algo más de media entrada, Carlos hizo lo justo para adelantarse. Aprovechó su primera bola de quiebre en el décimo juego, como un top. A Londero le pesó la presión de solventar un momento decisivo, como les pasa a muchos cuando se miden con los gigantes Nadal, Federer y Djokovic. A ese nivel de jerarquía ha llegado el chico en un par de campañas. El público alucinó con la aceleración que le imprime a la pelota con su drive y con el saque. El primero fue tan fuerte que tras el bote, la bola impactó en un maduro espectador de uno de los fondos de la imponente pista central, renovada en 2019. Él nunca había jugado allí. "Hoy me he dado cuenta de que no es fácil, hay que adaptarse a las distancias y al ritmo, pero durante el partido da tiempo a hacerlo", reconoció. Como reza la frase del aviador Roland Garros reproducida en uno de los laterales del estadio, la victoria pertenece a los más tenaces (La victoire appartient au plus opiniatre). Y él lo es.
Charly dominó antes la segunda manga. Colocó el 4-2 con su segunda opción de break y después aguantó para consolidar la ventaja y aumentarla al resto en el cierre de la manga. El partido fue feo, pero como esos hay que ganar muchos para triunfar en un Grand Slam. Eso mide la capacidad de una estrella. Londero gustó hace tres años en París, cuando con el pelo teñido con mechas rubias llegó a octavos (le apeó Nadal). Era su primer major. Desde entonces, no le ha ido bien. Para entrar en esta edición disputó la qualy, porque ahora es el 141º del mundo. Por eso su resistencia se resquebrajó en un tercer parcial que acabó con rosco para Alcaraz. Carlitos impuso su momento dulce, que no le hace perder la humildad: "Aquí alguno me reconoce, pero no como en España".