Mal día para la Armada en Roma. Después de la triste derrota de Rafa Nadal, mermado físicamente en su partido contra Denis Shapovalov, Paula Badosa perdió también, pero en su caso por un problema de actitud. El suyo no fue un problema de juego, sino de mal enfoque de lo que estaba sucediendo en una Centrale semivacía para un encuentro que terminó pasada la medianoche. Paula se concentró más en las quejas, las dudas (pidió ayuda constantemente a su equipo) y el público (se encaró con un espectador que la increpó durante el choque) que en encontrar soluciones (cometió ¡51 errores no forzados!) para contrarrestar el juego defensivo y de contraataque de la rusa, que ganó por un doble 6-4 en un encuentro que tuvo 12 breaks (siete para ella y cinco para la española) y que duró 1h46.

Kasatkina, que en sus comienzos jugaba a palos, se dedica ahora a pasar bolas y esperar el fallo de su rival. Pero lo hace con paciencia, calidad y cierta variación, y con una condición física que la permite llegar a los golpes de jugadoras que juegan a tiros, con mucha potencia, como hizo en esta ocasión Badosa. La tenista nacida en Nueva York no tuvo paciencia y desde que llegó a Madrid hace tres semanas, está una dinámica peligrosa de estrés y pesimismo en la que no debe caer, porque la conoce y no le fue bien. Le puede el desánimo. Y lo que ocurrió ante Kasatkina no fue ni más ni menos que la jugadora que entrena en Barcelona con Carlos Martínez, muy española en cuanto a su juego, fue mejor en esta ocasión. Hace unos meses la ganó por un doble 6-2, camino del título en Sídney.

Los borrones del Mutua y Roma, en una notable temporada, deben servirle a Paula no para venirse abajo, sino para reflexionar, potenciar su buen tenis y presentarse en Roland Garros como la favorita que debe ser. Sin complejos ni presión. Kasatkina, por su parte, se enfrentará hoy sobre las 19:00 a Jill Teichmann por un puesto en semifinales. La suiza, en gran forma, pudo con la kazaja Elena Rybakina (6-7 (3), 6-3 y 7-5)).