Djokovic celebra su partido 350 de Grand Slam con una barrida
El serbio, que recurrió mucho a las dejadas, venció al uruguayo Cuevas y se mete por 16ª vez consecutiva en tercera ronda. Se medirá con Berankis.
Con una facilidad pasmosa, casi sin despeinarse y sólo con un pelín de sufrimiento por el calor y la humedad en una tarde de bochorno, Novak Djokovic celebró su partido 350 de Grand Slam con una barrida a Pablo Cuevas, un rival al que jamás se había enfrentado, pero al que supo comprender y castigar prácticamente desde el inicio del partido. El serbio venció por 6-3, 6-2 y 6-4 en dos horas y seis minutos para meterse por 16ª vez consecutiva en la tercera ronda de Roland Garros, donde se cruzará con otra perita en dulce, el lituano Ricardas Berankis (30 años y 93º).
Cuevas, veterano uruguayo de 35 años y 92 del mundo, especialista en tierra, intentó plantar cara a un Djokovic serio que recurrió mucho a las dejadas y apenas tuvo malos momentos durante el encuentro, más allá del tercer juego del primer parcial, cuando perdió su servicio. Se recuperó de inmediato del break y a partir de ahí ya no dio demasiadas opciones a su oponente. En la tercera manga, Cuevas tuvo opciones de recortar distancias tras un 0-2 inicial, pero el balcánico, muy fino de mano y poco errático, le cortó el paso.
Cierto es que, al menos, el jugador nacido circunstancialmente en Concordia, Argentina, entró en ritmo durante unos minutos y ralentizó una derrota inevitable, pero no le fue suficiente para frenar al número uno del mundo, que se enfadó con un sector del público, concretamente cinco espectadores, que animaban a Cuevas, aunque la cosa no fue a mayores. "Mantuve la concentración en los momentos importantes y encontré mi saque para resolver algunas situaciones difíciles. Me estoy sintiendo muy bien en la pista, con mucha confianza, la preparación fue buena y le estoy pegando a la bola de manera muy limpia", analizó Djokovic.