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OPEN DE AUSTRALIA

Alcaraz inicia con brillantez su historia en los Grand Slams

Carlos Alcaraz ganó en tres sets y 1h:54 al neerlandés Van de Zandschulp en su primer partido de Grand Slam. En segunda ronda se verá con Mikael Ymer.

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Alcaraz inicia con brillantez su historia en los Grand Slams
BRANDON MALONE AFP

En una pista pequeña, como cualquiera de las que se ha encontrado durante su corta carrera en los torneos ITF y Challengers, Carlos Alcaraz comenzó su historia en los Grand Slams con sólo 17 años. Lo hizo este martes en el Open de Australia y de qué manera. Si bien su rival, el neerlandés Botic van de Zandschulp (25 años y 159º del mundo), no era para tirar cohetes, tiene mérito que él murciano le despachara en tres sets y menos de dos horas (1h:54) como si nada: 6-1, 6-4 y 6-4. "Not too bad", como diría Djokovic para un chico que confesó después que se había despertado "nervioso" y que nunca había disputado un encuentro al mejor de cinco sets. En 2003, Rafa Nadal, con quien se ha entrenado en los días previos al torneo, debutó en Wimbledon con la misma edad y ganó a Mario Ancic, por aquel entonces 68º del ranking, en cuatro sets. Luego cayó en tercera ronda contra un tailandés, Paradorn Srichapan (11º), después de ganar en la segunda al británico Lee Childs (489º). El próximo rival de Carlos será el sueco Mikael Ymer (22 años y 95º), que sorprendió al cabeza de serie número 26, el polaco Hubert Hurkacz.

El inicio de partido de Alcaraz fue de esos que impresionan, con un 5-0 de salida y el primer set cerrado en 21 minutos. Sólo perdió tres puntos con sus saques, sumó dos quiebres y cometió nada más que tres errores no forzados. Mejor no podía empezar y eso le dio mucha tranquilidad. Si tenía nervios, seguro que desaparecieron con esa demostración de fuerza y determinación. La segunda manga la solventó con algo más de oficio, aunque suene raro al tratarse de un chaval tan joven, pero así fue. Se apuntó un break, Van de Zandschulp lo recuperó y acto seguido, Carlitos volvió a robarle la cartera. 

La tercera manga fue la más disputada y en la que más le costó a Alcaraz encontrar las debilidades del juego de su oponente, un tenista que, como él, venía de la previa de Doha, sin grandes virtudes más allá de un servicio decente. Supo esperar su momento, guardar sus servicios y romper para ponerse con 5-4 y saque. Lo celebró con cierta euforia, no era para menos. Se abre ante él un camino que puede ser muy bonito y exitoso, y que, en cualquier caso, le permitirá ganarse la vida y aprender. 

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