Nadal gana a toda máquina y le espera Schwartzman
Rafa Nadal apabulló al serbio Dusan Lajovic y jugará por 93ª vez los cuartos de final de un Masters 1.000. Su rival será el argentino Schwartzman.
Aunque ya no sea una sorpresa para nadie, no deja de maravillar el hecho de que Rafa Nadal sea capaz de volver una y otra vez, por diferentes circunstancias, y que lo haga siempre, o casi siempre, al máximo nivel. Su capacidad competitiva no tiene límites. Lo demostró el pasado miércoles contra Pablo Carreño, si bien es cierto que el asturiano venía fatigado después de jugar las semifinales del US Open y sin tiempo para adaptarse a la tierra. Pero es que este viernes, el balear apabulló a Dusan Lajovic (6-1 y 6-3 en 91 minutos), que llegó la semana pasada a Roma, ya había jugado algún partido de exhibición sobre arcilla, en el tristemente famoso Adria Tour de Djokovic, y había ganado en el torneo italiano a Davidovich y a Raonic. De ese modo, Rafa disputará por 93ª vez los cuartos de final de un Masters 1.000. Se enfrentará este sábado no antes de las 20:30 (Movistar Deportes) al argentino Diego Schwartzman, que remontó para ganar al polaco Hurkacz por 3-6, 6-2 y 6-4.
En una Centrale vacía, que sí contará con público en las semifinales y en la final (1.000 espectadores cada día), Nadal comenzó el partido ganando su saque y con un quiebre posterior, aunque acto seguido cedió en su turno de servicio. Un espejismo para Lajovic, porque después ya no le dejó ganar ni un solo juego hasta el 4-1 del segundo set. Camino de una paliza, el número dos del mundo se dio un respiro y encajó un segundo break. No pasaba nada. Tenía la situación totalmente controlada y ejecutó su plan con un aumento del nivel de su saque y una última rotura.
El balcánico no pudo controlar casi en ningún momento el drive de Nadal, tampoco le cogió en un renunció cuando le buscó el revés cruzado. Y, para colmo, el de Manacor se sacó de la chistera algún golpe de esos que son carne de highlight, como un ganador con su letal mano izquierda desde fuera de la pista y muy atrás que bajó como un rayo de las alturas. En suma, Rafa hizo lo que quiso y cuando quiso, con una facilidad pasmosa. Es el de siempre, el caníbal de la tierra, el enemigo a batir y al que todos temen. Nadal.