Medvedev avanza sin ceder un set hacia un partidazo vs Thiem
Medvedev se clasificó para la semifinales tras vencer a su compatriota Rublev (7-6 (6), 6-3 y 7-6 (5)). Su rival, Thiem, se merendó a De Miñaur (6-1, 6-2 y 6-4).
Sin ceder ni un set en cinco partidos. Así se presentará Daniil Medvedev el viernes en las semifinales del US Open, después de vencer a su compatriota y buen amigo Andrey Rublev por 7-6 (6), 6-3 y 7-6 (5) en 2h:27. Es el único que permanece invicto en mangas de los que quedan en competición. Nadie en la historia del torneo lo ha ganado sin ceder al menos una. El ruso le ha cogido el punto a Nueva York y otra vez, como en 2019, está a un paso de la final. Entonces le quitó el título Nadal, que ahora no podrá hacerlo porque renunció a participar y prepara ya en Roma la minitemporada de tierra. Medvedev se las verá el viernes (desde las 22:00) con Dominic Thiem, que se merendó a Alex de Miñaur (6-1, 6-2 y 6-4 en 2h:04). Se viene un partidazo, para muchas la final anticipada.
Se esperaba algo más de un partido entre dos de los jugadores que están en mejor forma a estas alturas de una interrumpida temporada, pero Rublev (19 victorias y 2 títulos, el más destacado del curso tras Djokovic, que acumula 26 y 3) desperdició tres bolas de set en el desempate de la primera, cayó finalmente y cortocircuitó por culpa de un cabreo monumental que le sacó del partido y le hizo perder gran parte de su concentración y sus esperanzas, como si viera ya imposible abordar a su compañero. Tras golpear la raqueta, tirar los plátanos y pedirle explicaciones a su entrenador, el español Fernando Vicente, no estaba Andrey en condiciones de plantarle cara a alguien tan rocoso y estable como Medvedev, que además sumó 50 golpes ganadores, 16 de saque directo y sólo perdió seis puntos con primeros servicios.
Thiem, una máquina
Con todo su repertorio en pleno funcionamiento, Thiem inutilizó un rival como De Miñaur, que es una centella en la pista pero que no pudo parar a la máquina que es ahora mismo el austriaco, sobre todo en un primer set en el que estuvo excelso. Dom rompió el partido cuando y como quiso, con su revés a una mano letal y la derecha disparando con una potencia descomunal, como muy pocos tenistas en la actualidad, muy pocos, pueden hacer. Aún en el tercer set, cuando el australiano dio un paso al frente y golpeó la bola con más potencia, Thiem se impuso en el momento adecuado, para ponerse con 5-4 y saque y finiquitar el asunto con elegancia y una tarjeta con 41 golpes ganadores, 11 de ellos de saque directo... más siete quiebres. En Nueva York alcanza otro hito de su carrera, porque no había llegado a las semifinales y es el primer jugador de su país que lo consigue. Después de haber jugado dos finales en Roland Garros y una, este mismo año, en el Abierto de Australia, sólo le queda brillar en Wimbledon, el grande que peor se le da.