El US Open sobrevive sin perder un solo patrocinador
La USTA logró mantener a todos sus socios con reuniones informativas semanales, rebajas en las tasas y condiciones de negociación ventajosas para el futuro.
Cuando la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) decidió organizar el US Open sin público, por la pandemia del coronavirus, quedó expuesta al reto mayúsculo de sobrevivir sin los ingresos de entradas y consumo de los miles de espectadores que acuden cada año al Grand Slam y, en consecuencia, tuvieron que convencer a sus socios y patrocinadores para que no abandonaran el torneo.
El lunes comenzó en un Billie King Center vacío, sin bares ni tiendas, sin puestos publicitarios, pero con todas las marcas (las 12 principales y otras muchas secundarias) embarcadas en el proyecto. ¿Cómo lo consiguió el US Open? Para empezar, con sesiones de videoconferencia semanales del departamento de marketing, el director del torneo y el jefe médico con los sponsors bajo el lema Pregúntenos cualquier cosa, para resolver dudas y estudiar fórmulas de difusión.
Pero el hecho diferenciador fue de índole económica. Ofrecieron descuentos importantes en las tasas. Así, proovedores oficiales como Coca-Cola, Kim Crawford Wines, Lavazza y Heineken pagan cuotas muy reducidas, más del 50% menos, sin servir ni una bebida. A los que no tienen carteles les concedieron promociones y derechos de propiedad intelectual y digitales, más condiciones ventajosas en las negociaciones para años venideros. Un ejemplo para otros eventos, como la Copa Davis, que prefirieron echar el cierre.