Feliciano López cae con honor ante un maleducado Medvedev
Feliciano López hizo un gran partido, pero perdió ante el número cinco del mundo, Danill Medvedev, que protagonizó tres incidentes lamentables y retó al público.
Feliciano López hizo un gran partido en la tercera ronda del US Open, pero cayó ante el número cinco del mundo, Danill Medvedev, que al margen de su buena actuación en términos tenísticos, tuvo un comportamiento bochornoso. El ruso supo salvar situaciones límite en el primer y el tercer ser, resueltos en sendos desempates, y venció por 7-6 (1), 4-6, 7-6 (7) y 6-4.
Pero en un momento del partido tuvo varios detalles lamentables. Primero cogió de muy malas maneras una de las toallas que le ofrecía un recogepelotas al que reprendió; luego lanzó la raqueta contra su banquillo después de que el juez de silla le señalara un aviso por ese gesto; y por último, le hizo una peineta al público por afearle ese gesto y animar con insistencia a Feliciano, que denunció la fechoría sin que el árbitro lo tomara en cuenta y se ganó la simpatía del respetable, también por su tenis. Todo en el primer set. Tampoco estuvo acertado cuando al final, entre abucheos, Medvedev retó al público: "Quiero que sepáis cuando os acostéis esta noche que he ganado gracias a vosotros. La energía que me habéis dado ha sido fundamental, porque estaba cansado. Me vale para los cinco próximos partidos, y cuanto más hagáis esto (pitarle), más ganaré". Después del encuentro, el jugador moscovita aclaró que había hablado con Feliciano "en la red" y con su equipo "en el vestuario". "Les dije, 'tíos, no es contra vosotros', y me dijeron que me entendían".
Por lo que respecta al partido, fue precioso, con Feliciano valiente e inspirado, aunque algo fallón (61 errores no forzados); y Medvedev, líder del año en victorias (47 ahora), contestando con defensas increíbles y una capacidad tremenda para sacar con fuerza y colocación (27 aces). El toledano le tuvo contra las cuerdas con una bola de set en la primera manga, cuando sacaba con 5-3 a favor, y dos en el desempate del segundo parcial. Po ahí se le fue el partido a un Feli que no paraba de hablar y lamentar su suerte y la del rival. "¿Pero que es, Sampras o qué?", gritó. No pudo ser, pero López se va de Nueva York con el convencimiento de que aún tiene cosas que decir en el tenis a sus casi 38 años. Y Medvedev se queda, aunque el público estadounidense le ha tomado la matrícula.