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OPEN DE AUSTRALIA

El argentino Gustavo Fernández, campeón de tenis en silla: "Me lo dedico, porque lo pasé muy mal"

Gustavo Fernández (Rio Tercero, Córdoba, 25 años) se ha proclamado por segunda vez campeón del torneo de silla de ruedas al ganar en la fina al sueco Olsson.

Melbourne
Gustavo Fernandez, con el trofeo del Abierto de Australia.
Mike OwenGetty Images

El argentino Gustavo Fernández (Río Tercero, Córdoba, 25 años) se ha proclamado este sábado campeón del torneo de silla de ruedas del Abierto de Australia por segunda vez en su carrera (ganó por primera vez en 2017. Lo ha hecho al vencer en la final al sueco Stefan Olsson, doble campeón de Wimbledon, por 7-5 y 6-3. Fernández celebró su triunfo con emoción y rabia, después de que el ojo de halcón determinara que su primer saque no había entrado. Con el segundo servicio se fue a por el triunfo con un revés que su rival no pudo contestar.

Es el tercer título de Grand Slam del cordobés (ganó también Roland Garros en 2016), que llevaba casi dos años sin saborear una gran victoria y por eso festejó la lograda en Melbourne con especial intensidad. "Tengo que reconocer que he sido egoísta y he pensado en mí al vencer, porque lo pasé muy mal por los últimos grandes que perdí. Pero se lo dedicó también a mi equipo, porque trabajamos mucho, mucho en conjunto. Tengo la suerte de tener un grupo muy profesional y comprometido con el trabajo. Le dejamos el 100% de lo que tenemos para tratar de mejorar. Luego yo tengo que hacer las cosas bien y no me sobra nada, aunque tengo capacidades y trataré de seguir exprimiéndolas. Vamos por buen camino", dice Gustavo, hijo del exjugador internacional de baloncesto Lobito Fernández y hermano de otro baloncestista, Juan Manuel Fernández, actual base de la selección argentina y del Trieste italiano.

Tras levantar la copa en Melbourne, Fernández, que quedó paralítico de cintura para abajo por un infarto medular con un año y medio, habló de la gran diferencia que hay entre los jugadores en silla y los del circuito ATP y cómo eso está cambiando y debe mejorar aún más: "No sé cuánto dinero he ganado, creo que los premios han aumentado en las tres categorías. Pero Australia es costoso. No traje preparador físico porque no podía costearlo si quería sobrevivir el resto de la temporada. Al menos esta vez no me pasará como en 2014, que jugué la final y terminé poniendo mucha más plata que la que gané. Espero que esto siga mejorando para mí y para los que vengan después, porque muchos abandonan porque no pueden permitírselo. No puede ser que el campeón del Abierto de Australia salga hecho".