Stefanos Tsitsipas (Atenas, 20 años) está en las semifinales del Abierto de Australia y se enfrentará a Rafa Nadal por tercera vez en una carrera que pudo truncarse dramáticamente después de un torneo Futures en Heraklion en 2015. El griego estaba disfrutando del día en la playa cuando fue revolcado por unas olas y solo la rápida intervención de su padre y entrenador, Apostolos, evitó que se ahogara. "Quedamos completamente cubiertos por la marea en dos o tres segundos, por primera vez en mi vida estuve a punto de morir", recuerda Stefanos, hijo de un técnico griego de tenis y de una jugadora de la antigua Unión Soviética, Julia Sergeyevna Salnikova (fue 196ª de la WTA), que se conocieron durante un partido en él era juez de línea. "Ese incidente cambió mi perspectiva sobre la vida", comenta.

Tsitsipas empezó a jugar cuando tenía tres años en los descansos de las clases que daba su padre en un hotel de Vouliagmeni. "Ya veía partidos, aunque no recuerdo quién jugaba", cuenta. También practicaba tenis y fútbol, porque su abuelo, Sergei Salnikov, fue jugador y director deportivo del Spartak de Moscú, además de ganar el oro olímpico con la URSS, curiosamente en los Juegos de 1956 en Melbourne, donde ahora el chaval ha hecho historia para Grecia. Pero eligió el tenis por cuenta propia. "Una noche después de un torneo en Francia cuando tenía 9 años, se levantó en plena noche y me dijo: 'Papá, tengo algo que decirte, quiero ser jugador de tenis, me gusta la competición y el reto", cuenta Apostolos, que le preparó exclusivamente hasta que en 2015 entró en la escuela que tiene cerca de Niza el francés de origen heleno Patrick Mouratoglou, actual entrenador y expareja de Serena Williams, que lo está pasando en grande durante los partidos de su discípulo en el palco de su equipo. "No habla mucho, pero me da confianza y lo que me dice es tan acertado que si lo hago sale bien. Es uno de los mejores entrenadores que he conocido", cuenta Stefanos.

Tsitsipas habla griego, ingles y ruso, es fan del Olimpiakos, y está empeñado en promocionar el tenis en su país. Empezó a conseguirlo cuando llegó a la final del Godó en 2018 (perdió contra Nadal) y ya es virtualmente el jugador con mejor ranking de la historia de su país (12º) por delante de Eleni Daniilidou, que fue 14ª del circuito femenino en 2003. Stef, como le apodan, tiene tres hermanos pequeños, Petros, Pavlos y Elisavet, que también juegan al tenis. Se lleva muy bien con su compatriota y jugadora Maria Sakkari, con la que compitió hace unos días en la Copa Hopman. Le gusta la fotografía, el tenis de mesa, los videojuegos, el cine y... nadar, a pesar de lo que le ocurrió. Pero su gran afición es publicar los vídeos que hace en su periplo por el circuito mundial en su canal de Youtube. Cuenta con más de 30.000 suscriptores. "Los hago cuando me siento mal, desesperado, y me hacen sentir mejor", reveló tras ganar a Bautista.