Federer celebra el número uno con el título 98 de su carrera
El suizo derrotó a Milos Raonic por 6-4 y 7-6 (3) y mañana volverá al número uno con una ventaja de 150 puntos sobre Rafa Nadal. Próxima parada, Halle.
Roger Federer, ogro de la hierba como Rafa Nadal lo es de la tierra, utilizó el pequeño torneo ATP 250 de Stuttgart para darse un homenaje en el inicio de la campaña sobre césped. Con el pase a la final arrebató el número uno a Rafa Nadal y con su victoria hoy frente al canadiense Milos Raonic (6-4, 7-6 (3) en 1h:18) levantó otro trofeo, el número 98 de su carrera, a once sólo del récord absoluto (109) de Jimmy Connors. Nadal se queda a 150 puntos.
En una superficie donde todo va rápido, el suizo que cumplirá 37 años en agosto, dominó con suficiencia el partido. Pese a tener delante a un cañonero (10-3 en el balance previo, con una victoria de Raonic en Wimbledon 2016), logró un primer break en el tercer juego y en 33 minutos tenía media final en el raquetero.
Raonic, un jugador que fue tres del mundo en 2016 y ahora sube del 35º al 31º, aguantó con su servicio (14 aces) el segundo parcial. Pero en el tie-break falló con su mejor arma y una doble falta significó el finiquito a favor del expreso de Basilea.
Federer no jugaba desde hace dos meses y medio, cuando perdió en la segunda ronda de Miami. Y por segundo año consecutivo, evitó toda la campaña europea de tierra para prevenir un encontronazo con Nadal que le torciera el rumbo y centrar así todos sus esfuerzos en la hierba y en Wimbledon, donde aspira a ganar su noveno título en la Catedral, que haría 21º en su cuenta de Grand Slams. Su reingreso en el circuito ha significado otro triunfo, el tercero del año tras Australia y Rotterdam.
"Ganando, uno nunca se hace viejo", rezaba un cartel en la grada. Y esa parece ser la receta de Federer, que debe revalidar título desde el lunes en el ATP 500 de Halle (Alemania) para llegar número uno a Wimbledon. En el All England tampoco puede sumar (defiende 2.000), así que la presión que sufrió Nadal en arcilla (una derrota significaba ceder el cetro) se traspasa a casa del suizo. Cinco veces se han alternado ya el de Basilea y el español en lo más alto este año. Y lo que queda.