Krajinovic tumba a Isner y el sueño de Carreño sigue vivo
El serbio de 25 años y 77 del mundo alcanza su primera final ATP, deja al estadounidense fuera del Masters de Londres y al español, dentro. Se enfrentará a Sock.
En el tenis de vez en cuando hay cuentas de hadas. En el Masters 1.000 de París, la Ciudad de la Luz, se ha vivido uno más. Filip Krajinovic, serbio de 25 años y 77 del mundo, ha tumbado al gigante John Isner (6-4, 6-7 (2) y 7-6 (5) y jugará este domingo su primera final ATP. De las profundidades de la previa ha pasado a las puertas de la gloria, con un salto importante, eso sí. Tenía que jugar en cuartos contra Rafa Nadal y se ahorró el trago por la retirada del español antes del partido. Este domingo (15:00, Movistar Deportes 2) se medirá con Jack Sock, que venció a Julien Benneteau en la otra semifinal (7-5 y 6-2).
Estos días también juega, aunque desde su casa, Pablo Carreño, muy pendiente de lo que sucede en la capital francesa porque de ello depende su participación en el Masters de Londres. De momento, sigue en posición de disputarlo por la derrota de Isner, uno de los dos candidatos a desbancarle que seguían en competición. El otro es Sock. Pero como mínimo, el asturiano seguirá con vida hasta el domingo tras vencer el estadounidense, que necesitaría levantar el trofeo para estar en las ATP Finals.
Krajinovic, diestro y de revés a dos manos, jugó ante Isner con un aplomo increíble. Este año había disputado y ganado cinco finales de ATP Challengers, nada que ver con el compromiso que tenía que afrontar en un Masters 1.000. El primer set se lo llevó con una rotura de saque en el quinto juego. Supo mantener la ventaja y ante el aluvión de aces (31 en total) opuso una inteligencia notable para manejarse con su servicio y la valentía del que no tiene nada que perder. En la segunda manga solo cedió en la muerte súbita por un par de errores que le lastraron y repitió su encomiable resistencia en el parcial definitivo. Esta vez, de nuevo en el tie-break, remontó un 0-3 de salida y se llevó el triunfo entre lágrimas y con su entrenador, Petar Popovic, celebrándolo desatado y sin camiseta.
Hasta que llegó a París, el que apuntaba a heredero de Djokovic (son íntimos) cuando en 2010 se metió en la final del ATP 250 de Belgrado con 18 años, solo había jugado dos partidos ATP en 2017 (1-1), para un total en su carrera de 48 (17-31). Las lesiones entorpecieron su progresión (en 2012 le operaron el hombro). En Francia ha apeado a Sugita, Querrey, Mahut e Isner. Ahora sueña con su primer trofeo, que sería de los grandes.