No estaba para bromas Nadal, que nunca se había enfrentado a Rublev pero que le conocía desde hace tres años cuando se entrenó con él en Manacor. Ese día se dio cuenta de los "castañazos" que pegaba el muchacho, impropios de su edad (tenía 16 años). Pero como se suele decir, la potencia sin control no vale. Y a Andrey le sobra pegada pero aún le falta paciencia y la habilidad de ocultar sus sensaciones, algo que se aprende con la edad. Desde el inicio se le vio inquieto, queriendo terminar los puntos por la vía rápida para no entrar en largos peloteos con un especialista en esas lides. Así se apuntó un break. Pero enseguida se encontró con un Nadal magnífico al resto y tan resolutivo o más que él (21 golpes ganadores suyos contra 18 del chaval). Y por si fuera poco, Rublev tuvo que lidiar con los notables saques de su contrincante (84% de puntos ganados con el primer servicio).