En diciembre de 2016 Petra Kvitova se encontraba en su morada checa de Prostejov cuando unos ladrones entraron en su casa. En un intento de defenderse, Kvitova fue acuchillada en la mano y llegó al hospital con lesiones graves en los tendones, nervios y falanges de la mano izquierda. Tras ser sometida a una operación de más de tres horas, nada hacía parecer que su carrera estuviese en peligro.  "Se siente bien. No hay motivos para pensar que no volverá al tenis" dijo entonces Karel Tejkal, su entrenador.

Y el tiempo le ha dado la razón, pues hoy su pupila se ha proclamado campeona en el Aegon Classic de Birmingham derrotando a la australiana Ashleigh Barty por 4-6, 6-3 y 6-2. En un partido plácido, Barty sólo pudo oponer resistencia en el primer set, hasta que Kvitova se despertó en la segunda manga, escoba en mano, para barrerla de la pista.

"Me gusta jugar finales en hierba. Ojalá pudiese jugar más. No me disgustaría que la siguiente fuera en un par de semanas (en Wimbledon) pero aún queda mucho trabajo por hacer", admitió, radiante de felicidad, al final del encuentro. "Vine aquí a jugar, a mejorar mi juego. No tenía ninguna expectativa realmente. Quería hacerlo lo mejor posible, como hoy, y espero poder seguir haciéndolo" añadió, sin referencias a un incidente que parece totalmente olvidado para ella.

Y hace bien en olvidarlo, pues en dos semanas llega Wimbledon, su torneo favorito y el que más gloria le ha dado. Ya ha levantado dos bandejas de plata sobre la hierba del All England. Y qué mejor forma de cerrar el círculo tras seis meses complicados para ella que con otra.