Había expectación (muchas pancartas de apoyo en las gradas) por el primer partido de Rafa Nadal en Brisbane. Se trataba de su debut en el torneo australiano, de su regreso oficial al circuito tras su lesión de muñeca y la vuelta a las pistas tras las grandes sensaciones dejadas a final de año en la exhibición de Abu Dhabi. Y Rafa, de momento, sigue dejando motivos para el optimismo. Derrotó a Dolgopolov, tenista que le había vencido en sus dos últimos partidos, por un doble 6-3 con buenos momentos de tenis y sensaciones positivas. "Estoy contento de jugar por primera vez aquí y de hacerlo con victoria", declaró el español sonriente tras el encuentro.

El encuentro arrancó con un Dimitrov agresivo y Rafa, sólido desde el fondo de la pista pero errático en sus subidas a la red, donde una mala decisión le costó ceder el primer break del partido. El 1-3 inicial de Dolgopolov parecía protagonizar las primeras dudas de la temporada, aunque el balear se encargó de despejarlas de golpe. Cinco juegos consecutivos, donde los errores no forzados fueron prácticamente inexistentes, le daba el primer set de 2017.

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Ante ese vendaval, Dolgopolov pareció irse del partido. Una doble falta le hacía perder su servicio en lo que sería un punto de inflexión, ya que nunca más pudo plantar cara a Nadal, que cerraba la manga con idéntico resultado a la primera y certificaba su plaza para octavos de final. Allí ya le espera Mischa Zverev, que derrotó al joven australiano (de madre española) de 17 años Álex de Miñaur. 

Rafael Nadal

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