Triunfo y adiós de Muguruza: "Aprenderé de este año"
La hispano-venezolana, que ya estaba eliminada, cerró su participación en las WTA Finals con un brillante triunfo ante Kuznetsova (3-6, 6-0 y 6-1).
Una victoria como bálsamo, o simplemente para cerrar la temporada con una merecida sonrisa como la que mostró al público de Singapur en su despedida. Garbiñe Muguruza, que afrontaba eliminada matemáticamente la última jornada, dijo adiós a las WTA Finals de Singapur con un triunfo de prestigio ante Kuznetsova (3-6, 6-0 y 6-1). “Una victoria para mí”, afirmó tras un triunfo que, además del premio (unos 140.000 euros estaban en juego), sirve de cierre para una temporada histórica con el título en Roland Garros... y ayuda a desquitarse en parte de una segunda parte de año irregular.
Kuznetsova, que fue la última en llegar a estas WTA Finals y se ha plantado en semifinales, fue superior en el primer set. Segurísima con su servicio (93% de puntos con el primero), la jugadora rusa no dio opción a la española, que parecía incapaz de hacer daño a una de las tenistas que mejor juego está desplegando en Singapur. Nada parecía evitar que la rusa (se apuntó el primer parcial 3-6), la más veterana del torneo a sus 31 años, lograse cerrar su primera fase con 3-0 de balance. Un triunfo que además hubiese significado el número 600 de su carrera.
Tan encarrilado lo debió ver, que bajó sensiblemente el ritmo en la segunda manga, algo que Muguruza supo ver a la perfección. Garbiñe, con el revés paralelo como gran aliado dándole importantes puntos al resto, protagonizó un paseo militar. Tanto que, cuando Kuznetsova intentó reaccionar, ya era tarde. Bien es cierto que la clasificación restaba tensión a la rusa, pero también que el juego de la hispano-venezolana subió enteros hasta el punto de anotarse un rosco en esa segunda manga (6-0).
Se estaba ante los mejores momentos de Muguruza en Singapur (quizá junto a tramos del importante encuentro perdido ante Pliskova) y vio el camino despejado. El parcial creció hasta un significativo 10-0 en juegos, que la colocaba 4-0 por delante en el tercer set. Y no porque su rival desconectase del todo (el 2-0 del último parcial superó los 10 minutos de duración), sino porque la hispano-venezolana había recuperado la confianza que quizá le había faltado en los dos encuentros anteriores.
No se le escapó a Muguruza un triunfo que, si bien no le permite acceder a las semifinales alcanzadas el año pasado, sí le hace cerrar con buen sabor de boca el año de su explosión en el circuito. Con 23 años y un Grand Slam en su palmarés como Roland Garros, la segunda mitad de la temporada (con un balance irregular de 13 victorias y 11 derrotas) debe servir de aprendizaje a una de las jugadoras con más potencial del panorama internacional. La recuperación de su tobillo y la preparación mental de cara a la próxima campaña serán prioritarias para una tenista que ha dado motivos de sobra para que se espere muchísimo más de ella en los próximos años.