Novak Djokovic volvió al tajo en el ATP 500 de Dubai, donde debutó contra Tommy Robredo firmando un resultado de 6-2 y 6-1 sin ceder ni una oportunidad de break en poco más de una hora. El serbio es superfavorito en un torneo en el que Roger Federer causó baja tras someterse a una artroscopia de rodilla. Sin nadie que parezca poder dar fin a su tiranía, tiene ante sí la posibilidad de igualar el récord de 18 finales consecutivas que estableció entre 1981 y 1982 Ivan Lendl. Con la de Australia, el número uno alcanzó 17 desde la final de Melbourne en 2015, un tramo en el que ha levantado 13 títulos.

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En el Emirato, donde ha sido campeón cuatro veces, contó la receta que le debe ayudar a estar fresco en el tramo de pista dura que arranca en Dubai y le llevará después a los Masters 1.000 de EE UU, Indian Wells y Miami. "He estado dos semanas sin tocar una raqueta, es importante resetear para afrontar con fuerza los próximos tres o cuatro meses", confesó. Su último partido lo jugó el 31 de enero y ha estado desde entonces con su mujer, Jelena, y su hijo Stefan. "Estoy ansioso por volver a competir", anuncia.

A una victoria de alcanzar las 700, Djokovic no se inmutó cuando se le preguntó por su dominio: "No me sorprende. Yo espero mucho de mí. Trato de afrontar cada torneo con optimismo y creo que puedo ganar todos los partidos en cualquier superficie". El tirano, con Stan Wawrinka y Tomas Berdych como rivales más duros en el cuadro, no da síntomas de saciarse.