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ATP 250 DE BUENOS AIRES

Rafa Nadal: la tierra como "inyección de energía positiva"

Debuta este jueves contra Juan Mónaco. Tras los frenazos violentos de Djokovic y Verdasco, vuelve a la arcilla. Lo ganó en 2015 tras 266 días de sequía.

Rafael Nadal, tras un entrenamiento en Buenos Aires.
EFE

Rafa Nadal vuelve este jueves a la arcilla, esa superficie en la que ha ganado 47 torneos. Una tierra de redención en el ATP 250 de Buenos Aires en la que busca "lograr una inyección de energía positiva", según declaró.

Después de la pretemporada más exigente de su carrera tras su peor año en el circuito (61 victorias y 20 derrotas), Nadal sufrió una abultada derrota contra Novak Djokovic en la final de Doha (6-1 y 6-2) y otra dolorosísima en primera ronda de Australia frente a Fernando Verdasco. Dos frenazos violentos.

Así que decidió pedir una invitación en Buenos Aires, que no tenía programado en su calendario. No juega en tierra desde que ganara Hamburgo en agosto del año pasado. "Desde el primer minuto que perdí en Australia en mi cabeza estaba volver aquí", cuenta. En la capital argentina rompió en 2015 un periodo de 266 días sin ganar un torneo, marcado por la apendicitis y las lesiones de muñeca y espalda que le lastraron en 2014. En cierto modo, este año persigue lo mismo. Pero con un cuadro más complicado. Si entonces no se enfrentó a ningún top-50, en esta ocasión hay otros cinco top-25: David Ferrer (7º), Jo Wilfried-Tsonga (9º), John Isner (12º), Dominic Thiem (19º) y Fabio Fognini (25º).

De momento, arranca este jueves, posiblemente en el último turno de la central del Lawn Tennis, rebautizada como 'Guillermo Vilas' estos días, frente a su gran colega Juan Mónaco. Tras sufrir una operación en su muñeca derecha y seis meses en el dique seco, reapareció el martes con victoria sobre Cecchinato (6-1 y 6-3).

"En una ocasión dije que alguna vez me gustaría ser argentino para sentir lo que se siente ser apoyado por el público de aquí. Eso es imposible, pero siendo español tengo que decir que para mí es emocionante sentir a este público", se despidió Nadal de Buenos Aires con el trofeo en la mano el año pasado. La inyección de energía está en la tierra y la grada argentina.