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OPEN DE AUSTRALIA

Djokovic acaba con Murray e iguala a Emerson, Laver y Borg

El jugador serbio se corona como rey del tenis mundial tras superar en 172 minutos a Andy Murray por 6-1, 7-5 y 7-5. Ya suma seis Campeonatos de Australia.
Edmund-Cilic: Open de Australia 2018 en directo

MELBOURNE
Novak Djokovic
Novak DjokovicWILLIAM WESTAFP
AStv

Novak Djokovic ya se iguala con Roy Emerson en seis Campeonatos de Australia... y con Rod Laver y Bjorn Borg en once títulos de Grand Slam. La cuarta final de Australia que medía a Djokovic con Andy Murray, los números uno y dos del mundo, finalizó como las otras tres, en 2011, 13 y 15: con Djokovic alzando la Norman Brookes Challenge Cup y besando la pista del Rod Laver Arena tras alzar los brazos al inquietante cielo de Melbourne.

El desenlace llegó gracias a un rotundo triunfo por 6-1, 7-5 y 7-6 (3) en 172 minutos: un Djokovic cada vez más intocable e intratable, que ya viaja a uno solo de los 12 títulos de Grand Slam del propio Emerson. Aunque desde ya, el gran objetivo del número uno no pasa por acrecentar la suma general de 'grandes', el verdadero sueño de Djokovic pasa por abrir su cuenta de triunfos en París y romper la maldición que cae sobre él en el Bosque de Bolonia parisino: en Roland Garros.

Murray había perdido diez de sus últimos once cruces con Djokovic, aunque le ganó en la final del Masters 1000 de Canadá, en 2015. En solo 20 minutos, y ante Rod Laver, Ken Rosewall, Tony Roche... esta final de Australia navegaba en 5-0 para Novak: y Murray tenía que gritar sus primeros ardientes 'C'mon' ('Vamos')... gracias a salvar puntos vitales para escapar a un 6-0.
Todo lo que consiguió Andy fue un juego en ese set inicial, mientras Djokovic le sacaba de la pista del Rod Laver Arena con latigazos nacidos de la rotación inverosímil de cintura y caderas: más una asombrosa hiperextensión de los apoyos, que genera energía dinámica a través de energía dinámica. Así, el serbio opera como una ballesta o fleje, con flexibilidad heredada de su madre, Dijana, que fue gimnasta de competición en la antigua Yugoslavia.

Siempre a la busca de innovaciones en alimentación, régimen dietético, juego, preparación física, entrenadores -Boris Becker...- 'fitness', etc, Djokovic se ha redimensionado como una perturbadora e intransigente máquina o rodillo, con un revés implacable: en peloteo hacia el revés cruzado, nadie tiene una solución ante el número uno. El 6-1 inicial llegó con Murray corriendo casi dos metros más por cada punto (1,6) y un total de 74 metros más en ese primer set.

Después, con Murray bastante tieso de cintura (el escocés venía de desgastarse en pista durante nueve sets, siete horas y 23 minutos ante Ferrer y Raonic), Djokovic comenzó a castigarle con puntos agotadores y carreras de locos en un segundo set de pura atrición y desgaste . "El peor partido que he jugado nunca", gritaba Murray, empujado constantemente hacia atrás, hacia las vallas, como también les pasa a Federer, a Nadal: a todos, Djokovic les invade y achica la pista, palmo a palmo. Cada juego que ganaba Murray era una heroicidad.Amparado por el servicio (diez 'aces' en los dos primeros sets, 12 en total) Murray llegó a colocarse con 5-4 en ese segundo parcial... solo para entregar el set después de 80 minutos, con errores de apreciación del fatigado Andy en puntos cruciales a favor de Novak. El resto de Novak era otro martirio para un Murray que acabó reducido a ganar el 35% de puntos con segundos saques (14/40)... por 53% para Djokovic con puntos en segundos servicios y 74% con primeros: aquí, contra 64% de Murray, que dominó 40-30 en golpes ganadores, pero sufrió la percusión de 65 errores no forzados, por solo 41 para el líder serbio.

Con el 7-5 para Djokovic en la trituradora segunda manga, más 'break' de salida en la tercera para escapar con 3-1, todo parecía sentenciado, pero Murray consumió sus reservas finales de oxígeno... y, con buenos reveses, doblados con subidas a la red (22/34 puntos ganados por Andy), el escoces forzó un 'tiebreak'...que solo tuvo el color azul de Djokovic: esa muerte súbita arrancó con doble falta de Murray (que hizo otra más, la quinta y última) y se cerró con el sexto saque directo del intocable Novak Djokovic. Intocable... excepto en Roland Garros. Y él es el primero que lo sabe.