En el santuario del Rod Laver Arena el 'C'Mon' de 'Satán' Hewitt dejó paso al 'Síii' de David Ferrer Ern. Aquí, en el Laver Arena. Melbourne, Australia, Lleyton Hewitt no pudo alzar títulos como hizo en Wimbledon y el US Open. Ganó Ferrer... por 6-2, 6-4 y 6-4, tras dos horas y 32 minutos, con 5/15 en puntos de rotura a favor para David... que canceló nueve de las ocasiones de 'break' en contra.

David Ferrer

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"Ha sido una noche triste para mí. Estaba nervioso. Lleyton ha sido mi ídolo y ha peleado hasta la última bola, como siempre ha hecho. Esta es su noche, no la mía", dijo Ferrer a Jim Courier, sobre la pista del Laver Arena. Después Hewitt recibió desde la pantalla gigante los saludos de despedida de Federer, Murray, Kyrgios... y Rafa Nadal, quien dijo textualmente: "Tú has sido mi inspiración".

Y perdió Hewitt: por última vez en su carrera. Pero, con el místico Tony Roche en el 'box' del santuario del Arena, junto a su vieja peña de 'Fanatics' y su mujer e hijos, Hewitt dio la cara. Con el tenso muslo izquierdo en manos del 'trainer, 'Satán' Hewitt cayó arañando, desgarrando la pared ambulante que es Ferrer: de cara y de frente como Lleyton Glynn Hewitt siempre hizo desde que creció entre los cuervos de Adelaida.

Con dos sets abajo y 3-4 en el tercero, Lleyton aún lanzaba miradas y palabras de fuego a su último árbitro, el francés Pascal Maria, y le hablaba de 'la próxima vez que nos veamos'... Así cayó y se retiró Hewitt. Puso en pie una sorda batalla de castigo, incluso con solo una pierna y la mitad de la otra, como si estuviera combatiendo en el Pacífico y aún fuera a desembarcar en las Islas Salomón... pero viendo a sus hijos en ese mismo palco que ocupaba Roche, historia viva del mejor tenis de Australia. 

Justo cuando entre el murmullo del Arena retumbó el grito de "Ferrer, Valencia está contigo", David Ferrer fue poniendo los sellos en la defunción de Hewitt como jugador. Aunque Jackie Robinson dijo que "los deportistas siempre mueren dos veces", la satánica competitividad de Hewitt se trasladará ahora a la capitanía de Australia en la Copa Davis.

Cuando estalló esa voz de ánimo y gracias a su movilidad sobrenatural, Ferrer (solo 13 meses más joven que Hewitt) sacó adelante un tremendo juego con nueve 'deuces' para firmar el 5-3, de paso para el 6-4 de la segunda manga que ya colocaba una losa inexorable sobre el último acto de la carrera de Hewitt.

Con Lleyton ante del muro de Ferrer y bajo la losa del 2-0, el tercer set parecía tener más papeleo y menos vibración... hasta que Hewitt forzó el 3-3 viniendo de 3-1 para Ferrer. Ahí se incendió el rescoldo de su competitividad y se enzarzó... hasta con Pascal Maria, que poca o ninguna culpa tenía de la cruda realidad: David Ferrer se cita ahora Steve Johnson en el Abierto de Australia. Y a Lleyton Glynn Hewitt ya no le esperará ningún rival en ningún gran torneo. Al capitán de la Copa Davis de Australia ya solo le queda reunirse a solas con las densas sombras del pasado.