Roberto Bautista afina en el club de La Coma (Castellón) cuerpo, mente y raqueta para mantener en 2016 la tónica de juego que le llevó a jugar las finales de Moscú y Valencia en octubre y noviembre pasados. El de Benlloch, con 27 años, carga pilas rodeado de sus perros y sus tres caballos tras finalizar el curso como 25 del mundo. Para dar una vuelta de tuerca más, prueba estos días con un cordaje de tripa que daría más profundidad a sus golpes, cuida la alimentación (basada en productos ecológicos, bebidas sin gas y nada de dulce) y ha incorporado al preparador físico Jorge Simó, que trabajó con Guus Hiddink en el Valencia y Juan Carlos Garrido en Villarreal o Betis, para conseguir más potencia.

“Los últimos seis meses de temporada fueron muy buenos, y las dos finales me sirvieron para verme con confianza y nivel”, recapitula. Desde que estrene la temporada en Chennai hasta Wimbledon, en su cuenta figuran sólo 460 puntos a defender. Por eso quiere empezar a tope, para coger unos puntos que le acerquen al puesto 14º que alcanzó en octubre del 2014.

“Es cierto que la primera parte se presenta más favorable para sumar. Me gustaría acercarme a mi mejor ránking otra vez y acabar el año entre los quince primeros. En Australia (donde rompió en 2014 eliminando a Del Potro) y los primeros Masters 1.000 como Indian Wells o Miami tengo margen de mejora. Quiero dar un empujoncito en los tres primeros meses del año, pensando también en los Juegos”, explica.

“Río me hace mucha ilusión, cualquier tenista o deportista que sea ambicioso quiere ir. De momento soy el cuarto tenista español y he cumplido con las eliminatorias de Davis (tres en el ciclo). Así que pinta bien”, avanza. Tras Roland Garros, los cuatro primeros españoles del ránking ATP tendrán billete. Pero él no se plantea jugar además el dobles: “Algún compañero me ha tentado, pero me produciría mucho desgaste. Me quita chispa y descanso”.

Para asaltar el top-ten, cruza estos días golpes con David Ferrer, Albert Alcaraz o Carlos Boluda mientras medita si introducir modificaciones en su arma. “Estoy probando con un cordaje de tripa, pero no he decidido aún si comenzaré con él. Despide mucho la bola, te da potencia pero te resta control. Ayuda a la hora de meter velocidad, pero yo soy un tenista que defiendo en muchas fases del partido. Estoy analizando los pros y los contras, pero tal y como evoluciona el tenis hay que intentar mandar, ser más agresivo. Soy consciente de que tres partidos te pueden cambiar el año”, reconoce con la mente puesta en un año que quiere que sea el de la explosión definitiva.