Muguruza hace historia y jugará la final ante Serena Williams
Se deshizo de Radwanska (6-2, 3-6 y 6-3) y es la primera finalista española de Wimbledon en 19 años. Serena, ganadora cinco veces, será su rival el sábado: tumbó a Sharapova 6-2 y 6-4.
En la sagrada cumbre de la final de Wimbledon y en la Centre Court ya retumba un grito así como irrintzi bat entzun da, ‘se ha escuchado un ‘irrintzi’: y es el grito de emoción de Garbiñe Muguruza Blanco, plantada en la primera final de su carrera en un torneo de Grand Slam (primera española en los Slams desde Conchita Martínez en 2000, París) tras el hermoso triunfo sobre la brillante polaca Agnieszka Aga Radwanska: 6-2, 3-6 y 6-3, en hora y 56 minutos.
Como un sol naciente, Muguruza, primera finalista española en el All England desde Arantxa Sánchez en 1996, se enfrentará mañana (15:00) a Serena Williams, que noqueó a Maria Yurievna Sharapova: 6-2 y 6-4: van 17 triunfos seguidos de Serena sobre Maria.
En todo caso, la caraqueña con sangre vasca y venezolana se asegura el noveno puesto en la lista mundial del WTA Tour a partir del lunes: a expensas de lo que ocurra en la final, obviamente.
En aluviones de potencia, el tenis de Muguruza empujó durante casi una hora a Radwanska sobre las vallas de la Centre Court, a lomos de 39 golpes ganadores que incluyeron seis saques directos: el brutal castigo inicial para la liviana Radwanska duró hasta un tanteo de 6-2, 3-1 y 15/30 para Garbiñe. Y ahí, cuando se cruzaba la hora de choque y castigo unidimensional, la inteligente Radwanska se ajustó al partido, flexionó las rodillas sobre el pasto, cavó trampas en la hierba bajo las cargas explosivas de Muguruza... y con un parcial de 0-6, Aga de Cracovia tomó el segundo set.
El bisturí de Radwanska aplicaba medidas quirúrgicas: reveses cortados, dejadas rompedoras y derechas planas. La raqueta de Radwanska se mecía como un bisturí, pincel o florete, de todo un poco. Fue una maravilla mental que Muguruza detuviera la hemorragia en el segundo juego del set final... para liberar su arsenal de servicios a 175 y 176 km/h y mazazos pesados al resto: Garbiñe solo permitió a Radwanska un 36% de puntos con segundos saques: 9/25.
Descosiendo los flancos de Radwanska, Muguruza (big hitter, gran pegadora) arrollaba como una locomotora y estampó el 5-2 en el tercer set. Pero con 5-3 y saque (con bolas nuevas), Garbiñe tuvo que resistir un final de drama. Radwanska se equivocó al pedir un Ojo de Halcón y Muguruza apuntilló con una derecha a quemarropa. Ahí se derrumbó sobre el pasto, emocionada: y en la final de Wimbledon. En la cumbre de la Centre Court resonaba algo muy parecido al eco de un irrintzi: era el estampido del cañón de Garbiñe Muguruza Blanco.
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