TENIS - ROLAND GARROS
Stan Wawrinka, a su segunda final en un Grand Slam
En la primera venció a un lesionado Rafa Nadal en Australia. En París se impuso a Tsonga por 6-3, 6-7 (1), 7-6 (3) y 6-4 y saltará del 9º al 6º puesto de la ATP.
Stan Wawrinka, 'Stan The Man' o 'Stanimal', el lugarteniente de Roger Federer en la gran escalada del tenis suizo, desarticuló el juego de ataque de Jo-Wilfried Tsonga y ya firma su segunda final en Grand Slam, tras la que conquistó ante un lesionado Rafael Nadal en 2014, en Australia.
En un caldero de tres horas, 46 minutos y cuatro sets en la asolada Philippe Chatrier, Wawrinka confirmó su superioridad en tierra batida sobre Tsonga (ya es 4-2, incluidos triunfos del suizo en Copa Davis y Roland Garros) y saltará del noveno al sexto puesto de la ATP gracias a un tanteo victorioso de 6-3, 6-7 (1), 7-6 (3) y 6-4. Wawrinka conectó nada menos que 60 golpes ganadores (Tsonga, 39), con reveses explosivos y 15 saques directos: la velocidad punta, a 219 km/h.
Todo junto compuso una montaña inaccesible para un Tsonga que terminó abrasado, pasivo y acalorado. La victoria de Wawrinka impide que Tsonga desplace a Rafa Nadal del 'Top Ten' y lo envíe al remoto undécimo puesto de la ATP. En todo caso, Rafa saldrá el lunes en el décimo lugar del ranking mundial, su puesto más bajo desde abril de 2005. Con Borg en el palco, la derrota de Tsonga logra que ningún francés regrese a la final de Roland Garros desde la que Henri Leconte perdió en 1988.
Las condiciones de juego fueron casi brutales. A 33 grados oficiales de temperatura, pero con un ambiente en torno a 40 grados y 36% de humedad relativa, un 'break' inicial de Wawrinka en el cuarto set resultó inatacable para Tsonga, cada vez más desfondado, y que se hundió en los puntos de rotura a favor: solo ganó 1/17, con 0/6 en el set final. Wawrinka no mejoró mucho en este departamento, pero le bastó con los tres puntos ganados (3/15) bajo el saque-mazo de Tsonga: punta a 220 km/h y ocho saques directos... pero a finales del cuarto set, los primeros de Tsonga ya no salían de la zona de 190 km/h.
Wawrinka ha atravesado por una primavera tormentosa, llena de altibajos en juego a causa del divorcio tumultuoso y oficial con su esposa, Ilham, que le acusó en Facebook de 'mentiroso' y 'adúltero'. Ahora tiene la gran oportunidad para una rehabilitación pública y proclamarse como el segundo suizo en coronarse en los Internacionales de Francia, tras Roger Federer en 2009. Un problema: su rival en la final será o Novak Djokovic... o Andy Murray. "El 'tiebreak' del tercer set resultó realmente decisivo. No me lo hubiera creído si antes de empezar me dicen que voy a llegar la final después de jugar un torneo como este. Es algo excepcional, como también ha sido ha sido este esfuerzo por las condiciones... y la final también va a ser excepcionalmente dura. Necesito recuperar si quiero tener posibilidades ante un rival tan duro como el que va a esperarme", reflexionó Wawrinka en voz alta, aún sobre la tierra abrasada de la Chatrier. Tierra color caldera, caldero de ilusiones en París: la Philippe Chatrier.