La lesión 'fantasma' de Rafa Nadal
Hechos objetivos: durante el partido donde cayó derrotado ante Tomas Berdych por primera vez desde 2006 y con 17 victorias anteriores, Rafa Nadal se palpó varias veces (con cara absoluta de dolor) la zona del muslo y cuadriceps derecho. También con cara de dolor, Rafa frenó varias carreras cojeando visiblemente en el fragor del escandaloso parcial de 9-0 que Berdych le endosó desde finales del primer set hasta el 1-0 del tercero. También, y con esa misma cara de dolor, Nadal a) realizó varios estiramientos de la pierna derecha sobre la misma pista, los que cualquiera podría reconocer que van dirigidos contra calambres y sobrecargas musculares. b), Rafa se dirigió varias veces a su banquillo, igualmente con expresión angustiada, sin que pudieran percibirse sus palabras desde los asientos de Prensa, ni siquiera con los cascos de los micrófonos de pista. Con su equipo, Nadal habla casi exclusivamente en balear... y nada es fácil de percibir entre el murmullo fragoroso de una gran Pista Central como el Rod Laver Arena. Y c) Nadal no llamó al 'trainer' de la ATP ni al médico pero sí hizo bajar a su fisioterapeuta personal, Rafa Maymó, quien le suministró una pastilla blanca, presuntamente analgésica. Nadal ingirió la pastilla (que llegó envuelta en plástico) en el descanso del 3-2 para Berdych en el tercer set. Todo acabó como acabó. Nadal jugó mucho mejor el tercer set, pero no bastó ante un Berdych crecido, con todo el viento a favor. Nadie sabe ni sabrá lo que hubiera pasado desde un eventual cuarto set. Y a partir de ahí...
Hubo como una consigna en todo el entorno del número tres de la ATP y campeón de 14 titulos de Grand Slam para rechazar la eventualidad de nueva lesión. El único rastro sólido de las molestias que puede hallarse en las palabras del propio Nadal es cuando Rafa dijo en el turno en inglés en la Conferencia de Prensa: "En los dos primeros sets no he competido como yo hubiera deseado". Clarísimamente, lo último que quería Nadal era asumir la evidencia de una nueva lesión y, de paso, restar méritos a Berdych o rebajar la dimensión de su victoria. En ese momento, el entorno de Nadal actúa y actuó como un ejército de un solo hombre. Bajo una sola opinión: "No ha pasado nada, al menos nada importante o que haya afectado en el juego". Con mínimas diferencias, esas fueron las palabras del doctor Ángel Ruiz Cotorro (médico de la Federación Española y del propio Nadal), de Toni Nadal y, cómo no, del propio Rafa. Personal que trabajaba dentro de la misma pista y que prefiere mantener el anonimato reveló a AS: "Nadal tenía sin duda una sobrecarga muscular o se resentía en la zona del abductor derecho, que se masajeaba constantemente él mismo. Es posible que el frío del día y la deshidratación que sufrió ante Smyczek tuvieran que ver en la situación. También, el juego plano y potente de Berdych. Lo seguro es que estaba resentido y que su banquillo conocía la situación porque tenían preparada la pastilla y se la hicieron llegar a la primera señal de Rafa. Por el color y el envoltorio, la pastilla podía ser de potasio. Claramente, se reactivó un poco después de tomarla".
Después de comparecer ante la Prensa, alabar al feliz Berdych y hacer autocrítica sobre su actual momento de forma, Nadal, con paso cortito y algún desequiibrio en ese mismo paso (tampoco sería la primera vez, incluso después de ganar finales...) visitó el Centro Médico del Rod Laver Arena donde fue sometido a exploraciones, sin que quepa la confirmación de una eventual ecografía en la pierna: en estas condiciones, no había posibilidad de que nadie confirmara nada. Portavoces de la misma Federación Australiana (Tennis Australia) dieron a entender a AS que el médico oficial del torneo, Tim Wood, "puede hablar de muchas cosas, pero no lo hará en concreto de Nadal... ni de ningún otro jugador". "No me dí cuenta, en la pista estoy concentrado en otras cosas... pero si hubiera pasado algo, no lo diría". Tal fue la respuesta (entre otras) de Toni Nadal cuando se le preguntó por los ejercicios de estiramiento y descarga que su sobrino Rafa realizó en pleno partido con Berdych.
Pero también, un grupo de ojos de varios renombrados observadores exteriores (Jim Courier, Mats Wilander, Pat Rafter...) comprobaron desde fuera que "Nadal no se movía bien, se movía como más lento y que en él había algo claramente extraño", siempre con mínimas palabras de diferencia. El más contundente, con la fuerza de sus 76 años y sus once títulos de Grand Slam (dos Grand Slams completos) fue el mismísimo Rod Laver, el mito pelirrojo que da nombre al Arena central de Melbourne Park: "Nadal wasn't himself, he couldn't move". "Nadal no era él, no podía moverse". Eso dijo a AS Rodney Laver, el llamado 'Cohete de Rockhampton'... y tan ferviente admirador de Rafa que, el día anterior, le había nombrado como segundo candidato a ganar el torneo, tras Novak Djokovic.
En la noche del miércoles, Rafa y su equipo tomaron el vuelo de regreso a España desde el Aeropuerto Tullamarine, de Melbourne, con la perspectiva cercana de la gira sudamericana de tierra (Rio de Janeiro, Buenos Aires) a la vuelta de escasos 20 días, desde mediados de febrero. Toni aventuró que el lunes reiniciarán los entrenamientos en Manacor, "con el mismo sistema". ¿Existe lesión importante como tal o existe ya un determinado 'estado de lesión', una inseguridad y falta de confianza que llegan como producto de la mala racha de los últimos meses? "Todo forma parte de un proceso que sabíamos que no iba a ser fácil", resume el propio Rafael Nadal. Si el proceso es muy fácil o difícil y si hay algo dramáticamente dañado en la delicada (a la vez que salvaje) maquinaria del nueve veces campeón de Roland Garros -Nadal va a cumplir 29 años- es algo que va a saberse a partir del lunes, entre los entrenamientos de Manacor y esos torneos de Rio y Buenos Aires: Rafa Nadal, ya muy 'humanizado', regresa a la Tierra.