David Ferrer, cuarto español en octavos tras una batalla

El pase de David Ferrer, noveno cabeza de serie del torneo, dejó cerrado en cuatro el número de españoles en los octavos del cuadro individual masculino en el Abierto de Australia. En el reluciente Margaret Court Arena, Ferrer firmó su billete para enfrentarse a Kei Nishikori en cuarta ronda después de tres horas, 37 minutos y cuatro sets de brutal combate con el francés Gilles Simon, número 18 en la lista de cabezas de serie. El gladiador que es Ferrer gusta de comparar el tenis con el boxeo: y batallas tan agónicas como esta le surten de razones. Ferrer acabó con el pie derecho ensangrentado y con una declaración tan curiosa como esta: "No sé por qué tengo sangre, no me he dado cuenta. Pero, después de todo lo que se sufre, yo disfruto con este tipo de partidos".

Al fin, Ferrer, gladiador y guerrillero, fue el último hombre en pie en el 'thriller' del Margaret Court (MCA) por 6-2, 7-5, 5-7 y 7-6. Cabría decir que se trató de KO técnico a la vez que revancha: hacia el final, Simon, claramente tocado en la pierna izquierda, aunque sin dejar de activarse, recibía constantes (y no demasiado legales...) masajes del 'trainer' japonés Shuai Suzuki. Ocurría que la pequeña, casi biónica máquina trituradora que es Ferrer sometía a Simon a un castigo tan implacable... como el que Ferrer recibió de manos del 'Pollito' francés en la asfixiante tarde neoyorquina del pasado septiembre de 2014, cuando Simon apeó del US Open en Flushing Meadows a un Ferrer exhausto y al límite de reservas físicas.

Pero esta vez, el castigo y el desgaste le cayeron a un Simon que primero escapó a la derrota por el pasadizo de sus restos ganadores cuando Ferrer (solo 44% de puntos ganados con segundos saques y 67% con primeros) sacaba para ganar con 5-4 en el tercer set. Más increíblemente, y entre espasmos del cuadriceps izquierdo que Suzuki trataba de aplacar, Simon volvió a recuperar en el cuarto set desde 5-1 para Ferrer hasta 5--6: delirante parcial de 5-0 para el soberbio atleta de Niza, que jugaba y acertaba con diabólicos reveses paralelos en una noche que ya empezaba a ser de brujas. Pero en el 'tiebreak', Ferrer demarró hasta la trinchera inaccesible del 6-2. Simon aún recuperó hasta el 6-4 ("Gilles nunca se rinde, ha sido durísimo", diría Ferrer), pero Ferrer, que terminó con sangre en el pie por una ampolla reventada ( "no sé por qué, no se qué ha pasado"), escapó definitivamente del infierno del MCA cuando se fue larga la última derecha desesperada de Simon, jaleado por los australianos. Ahora ("aunque no quiero pensar en él", dijo Ferrer) aguarda Nishikori: el fino 'samurai'de Shimane frente al roqueño gladiador de Xàbia. Qué película, qué combate...