El culebrón de Garbiñe Muguruza acabó el jueves, con una llamada a última hora de la tarde, de su padre José Antonio, a Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte: su hija, con 21 años y 23ª del ránking de la WTA, nacida en Caracas y de madre venezolana, jugará por España y no por Venezuela.

Se aproximaba la fecha límite del 7 de noviembre. El reglamento de la Federación Internacional obligaba a notificarlo tres meses antes de la próxima eliminatoria de Copa Federación, ya que debería ser seleccionada tres veces por España entre 2015 y 2016 para poder competir en los Juegos de Río.

“Hoy es un día importante. España disfrutará de una de las deportistas con más proyección del tenis mundial”, valoró Cardenal. Y es que el cortejo a Garbiñe se tomó como una cuestión de Estado, asumiendo el presidente del CSD las gestiones, desde una reunión que mantuvo en mayo en Madrid con ella y sus padres. En los últimos días, hubo también contactos con sus agentes (está representada por la potente IMG) y su padre, de origen vasco, también se desplazó a España. Las mejores perspectivas deportivas y también comerciales (el CSD hizo contactos con potenciales patrocinadores que podrían cristalizar ahora) acabaron decantando la balanza. 

Una decisión con aristas, pues los Muguruza viven en Venezuela donde regentan una empresa metalúrgica. El presidente de la Federación Venezolana había instado, incluso, a Petróleos de Venezuela para que se implicara en la tarea de atraer a la tenista, igual que ayuda en la carrera del piloto de F-1 Pastor Maldonado.

“Ha sido una decisión realmente difícil, meditada y delicada por los vínculos tanto personales como familiares que me unen con ambos países”, expresó Garbiñe. Este año, ganó su primer torneo en Hobart y acredita victorias sobre Serena Williams o Simona Halep. En marzo se unió en dobles a Carla Suárez (19ª, 26 años) y se han clasificado para el Masters de parejas en Singapur (22-26 de octubre)... un dúo que podría optar a medalla en los Juegos.

“Refuerza el equipo considerablemente”, valora Conchita Martínez, capitana de Copa Federación. Garbiñe, que llegó a la Academia Bruguera con seis años, no había recibido ayudas de la Federación Española, por lo que no se sentía en deuda. Ahora, con su 1,82 y sus tiros planos, será un puntal para la Davis femenina. En febrero, toca visitar a Rumanía para intentar volver al Grupo Mundial.