WIMBLEDON | NAVRATILOVA
"Esperaba que Conchita ganara más títulos grandes"
La extenista rememora para AS su última final en el All England, la del 94 y que perdió ante la española. "La situación se le empezó a venir encima. Yo empecé a reconfortarla".
El 2 de julio de 1994, ya al borde de los 38 años, Martina Navratilova, nueve veces campeona individual en Wimbledon (plusmarca absoluta) jugaba su final número 12 en la Centre Court del All England: la perdió en tres sets (4-6, 6-3, 3-6) ante Conchita Martínez, que aquel día conquistó el único título de Grand Slam en su carrera. En la zona de jugadores del All England, 20 años después, Navratilova recordó con AS sus vivencias de aquel sábado de julio de 1994…
“Yo tenía la certeza casi completa de aquella iba a ser mi última final en Wimbledon, el torneo al que más he adorado y con el que tuve una relación hasta los huesos. Quería despedirme a lo grande (‘in style’, dice Navratilova) y luché con todo mi corazón para llegar a la final. Pero había jugado varias veces contra Conchita, sobre todo en tierra, y ella ya me ganaba con bastante facilidad: recuerdo varios partidos en Roma donde yo me veía sin opciones ante ella. Así que estaba determinada a luchar, naturalmente, pero sabía que un nuevo título, el décimo, era difícil…”.
Martina Navratilova apunta a que “Conchita mantuvo muy bien el ‘timing’ del partido, sin nervios y con buenos ‘passings’ y ritmo de revés. Cuando ganó el título, al principio ella parecía estar como por encima de la situación, de los pocos nervios que tenía. Pronto, la situación se le empezó a venir encima. Yo empecé a reconfortarla. Le dije: 'Recuerda, el primero es el que siempre sabe mejor, es el más puro sentimiento de emoción que vas a tener en tu vida… ya verás'... sinceramente, yo esperaba que Conchita iba a vivir de nuevo la experiencia de ganar más títulos de Grand Slam. Si me hubieran dicho que se iba a quedar sólo con ese Wimbledon… yo hubiera dicho lo contrario. Pero, después, ¿sabe?... fui yo quien me puse a llorar, durante la entrega de trofeos. Allí, en la pista, todos empezaron a preguntarme si lloraba por haber perdido... o por qué. Y yo les dije: ‘No lloro por haber perdido, lloro…. porque todos vosotros os habéis puesto a llorar, os estoy viendo, y es como si todos llorárais por mí. Asi que la emoción también me atrapó. Después me dijeron que volviese a jugar Wimbledon para el siguiente año. Les dije que no iba a ser así porque había tenido una despedida demasiado maravillosa, la despedida que yo siempre había soñado. Recuerdo que después de todo arranqué unas cuentas briznas de hierba de la Centre Court, para llevármelas a casa. Y también recuerdo perfectamente a qué hora salí del club en un coche de jugadores, después de mi última final en Wimbledon: fue a las 17:35 horas, aquel 2 de julio de 1994”.