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WIMBLEDON

Rafa Nadal divisa ya la final de Wimbledon desde los octavos

Remontó al kazajo Kukushkin 6-7 (4), 6-1, 6-1, 6-1 y salva la primera semana. Le espera Kyrgios, 19 años y 144º. Siempre que alcanzó la segunda semana, fue finalista. Nadal vs Thiem

Londres
Nadal al resto de revés durante el partido.
ANDREW YATESAFP

Bajo la Cúpula del Trueno que es el techo de la Centre Court del All England, Rafael Nadal camina sobre hierba húmeda y gotitas de agua: directo a la segunda semana de Wimbledon en lo que para él es como un desembarco en Normandía. Desde su primera participación en el All England, en 2003, Nadal se plantó en la final cada vez que rebasó las tres primeras rondas y puso pie en la playa de octavos y en la segunda semana. Fue en 2006, 07, 08, 10 y 11. Los octavos, que jugará contra el australiano de 19 años Nick Kyrgios (144º), no son la final. También quedaba cierto terreno desde Normandía a París o a las fronteras de Alemania, pero al fin… ya se sabe lo que pasó.

El capitán Nadal consolida su desembarco y su cabeza de puente en la playa de Wimbledon a base de una curiosa estrategia con algo de ajedrez y bastante del famoso Rope a Dope, el truco en las cuerdas con que Muhammad Ali destrozó en 1974 a Foreman, en Kinshasa. Enfrentado a sacadores y pegadores planos que tiran a matar, Klizan, Rosol y en fin, Kukushkin, Nadal se deja llevar hasta las cuerdas, un paso atrás, otro adelante, mientras el cañonero de turno se desgasta a base de tiroteo y mandobles. Hacia la hora de partido, un partido a cinco sets, y aun a costa de recibir golpes (en este caso, de entregar los sets iniciales), Nadal ya ha escaneado al adversario. Y también lo lleva desgastado por estrés, al borde del ataque de nervios y de ácido láctico…

Justo ahí, siempre poco después de la hora de juego y con la radiografía lista, Nadal sale de las cuerdas con zarpazos capaces de sacar astillas de un tilo y que abren los costados de los rivales. Y todos caen: tan a plomo como el Muro del Atlántico, como cayeron Klizan, Rosol y ahora Kukushkin, que pagó caro su éxito de 56 minutos en el tie-break del primer set: de inmediato y sin respiro, Nadal acribilló a Kukushkin con un parcial homicida de 14-1, desde el 1-1 del segundo set hasta el 3-0 del cuarto, tras las únicas dos bolas de break que el pobre Kukushkin, apedreado, aporreado y vendadísimo, pudo jugar (para nada) bajo servicio de Nadal.

Invasión. Todo terminó con 6-7, 6-1, 6-1 y 6-1 para un Nadal que, desde la Cúpula del Trueno, avista a lo lejos la gran batalla. Será en esta segunda semana de Wimbledon, la cabeza de puente desde la que Nadal suele invadir la final. Este 2014, este desembarco o invasión puede enfrentarse a un penúltimo obstáculo en semifinales: Herr Roger Federer, ese viejo mariscal. Si llega ese cruce o ese choque en la Cúpula del Trueno sería un espectáculo inolvidable: nos lo dice la canción del tiempo…