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MASTERS 1.000 DE MONTECARLO

Rafa Nadal-Novak Djokovic: batalla por el uno sobre tierra

El español tiene que defender 5.100 puntos y su margen es de 2.050. Comenzará mañana, contra el vencedor del partido entre el francés Gilles Simon y Teymurazy Gabashvili.

Actualizado a
LOBO DE MAR. Nadal maneja el timón del legendario yate Tuiga, que perteneció al duque de Medinaceli (1909) y fue restaurado (1994) para el príncipe Alberto de Mónaco.
ERIC GAILLARDEFE

En Montecarlo, en el terrario particular de Rafa Nadal, la ATP se frota las manos porque se ha alzado el telón de ocho semanas de lucha encarnizada por el número uno. Espectáculo puro. Agonía en el mano a mano al que han reducido la contienda dos gigantes, que se reparten los diez últimos títulos de Masters 1.000.

El mejor jugador de la historia sobre arcilla con un 93,4% de victorias, el hombre que alzó ocho veces seguidas el trofeo frente al azul del Mediterráneo entre 2005 y 2012, Rafa Nadal, frente al príncipe que ya fue rey, Novak Djokovic. El único tenista que le ha conseguido derrotar tres veces en finales sobre la alfombra ocre… la última precisamente en Montecarlo el año pasado.

Hasta el 8 de junio, fecha marcada para la final de Roland Garros, la presión sobre Nadal se mide en forma de puntos. Comenzará mañana, contra el vencedor del partido entre el francés Gilles Simon y el ruso Teymurazy Gabashvili, y tiene en el horizonte a Ferrer (cuartos) y a Wawrinka (semifinales).

Cada victoria supondrá un alivio, porque son 5.100 los que debe defender. Traducido en títulos, los de Barcelona, Madrid, Roma y París. Sin embargo, el serbio tan sólo ganó en Montecarlo, donde además comparte apartamento con su novia, en la anterior campaña. Tiene margen para ir mordiendo: en la Caja Mágica cayó en segunda ronda, en Roma en cuartos y en Roland Garros en semifinales. Viene, además, de derrotar con facilidad al español en Miami y de recortar la distancia hasta los 2.050. Eso supone sacudirse presión y ganar confianza.

“La historia sirve de poco”, reflexiona Nadal, que nada más aterrizar de Estados Unidos se puso a ensayar en Manacor en esa tierra donde espera encontrar la seguridad necesaria para hacer frente a un Djokovic crecido y al que además sólo se le resiste uno de los cuatro grandes, Roland Garros, al que ha declarado objetivo prioritario y donde, dependiendo de los resultados, podría estar incluso en juego el número uno.

Primer asalto. La amenaza ronda y es creíble y, además, el serbio declara afrontarlo más relajado: “Roland Garros estuvo en mis pensamientos permanentemente el año pasado. Puso demasiada energía mental, física y emocional”.

Es la tierra, es Montecarlo, es Nadal. Pero el colmillo del serbio reluce también al sol del Monte Carlo Country Club. Si una vez le ganó aquí, ¿por qué no repetirlo?, pensará. Un primer asalto sobre la tierra que puede marcar ocho semanas y la continuidad o el fin de un reinado.