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Tenis | Roland Garros

Nadal no tiene piedad

Rafa Nadal ha completado su mejor arranque en Roland Garros en este 2012: dos triunfos incontestables frente a Bolelli e Istomin, ante los que sólo ha cedido nueve juegos. Su próximo escollo, en tercera ronda, será el argentino Eduardo Schwank.

<b>MÁQUINA TRITURADORA. </b>Rafa Nadal despachó al uzbeko Denis Istomin en 110 minutos de juego, por un humillante 6-2, 6-2 y 6-0.
afp

En Roland Garros y ante Rafael Nadal Parera sólo cabe un lema: "Movilidad y ángulos, maestro". Algo así como aquella famosa sentencia (Es la economía, estúpido) que acuñó en 1992 James Carville, asesor de campaña de Bill Clinton. Carvile decidió con ese lema las elecciones presidenciales en EE UU.

Un crucigrama de movilidad y ángulos al mejor de cinco sets, es lo que debe descifrar el que quiera ganar a Nadal en París. Denis Istomin intentó escapar a base de palos. Parece que por ahí van los cursillos sobre Nadal: como no se ve solución humana ante el gran guerrero de la tierra roja en peloteos largos (rallies) a pista abierta, el consejo parece ser vaciar el cargador a tiro limpio y a bote pronto, antes de que Nadal te acogote inexorablemente en la corraleta del revés.

Tortura.

Pero los rivales de Nadal suelen descargar esos palos como centellas en zonas y ritmos a los que no están acostumbrados y ante una bola torturadora que gira y te envuelve como un abrazo de acero. Cuando hay que rodear la bola para pegar en suspensión cien veces ante una pared humana que devuelve bolas como remolinos, la toalla vuela antes o después. El antepenúltimo que tiró la toalla, desquiciadísimo, fue Novak Djokovic, en Roma.

Esto, ante un combatiente que golpea por encima de la cabeza, como con tomahawk. Para Rafael Nadal, la pista es un altar o púlpito donde predicar el credo del esfuerzo: ganarás o perderás con el sudor de tu frente. Nadal no ha dejado de pensar eso. Él supone que la suerte existe, pero que es más fácil de hallar si se sale a buscar a las cinco de la mañana y con un azadón.

A esto se enfrentó Istomin, moscovita de Uzbekistán, atrapado y estrujado en el desierto rojo. Con pies plantígrados y zarpazos planos como de oso, Istomin obtuvo cuatro juegos en 110 minutos: 6-2, 6-2 y 6-0 para Nadal, que ha cedido nueve juegos en dos rondas: es su mejor inicio en Roland Garros.

David Ferrer también pasó el rodillo a Paire (6-3, 6-3 y 6-2) y marcha a la carga hacia Youzhny. A Almagro le robaron las zapatillas en el vestuario, pero fundió a Marcos Baghdatis como un relámpago: 6-4, 6-3 y 7-5. Ahora le llega Leonardo Mayer. Y Nadal Parera, ese remolino, gira hacia el argentino Eduardo Schwank, alias El Gordo. Es la movilidad, Schwank.