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Tenis | Desde La Cartuja

El Rey es David

Sevilla desplegó su magia cuando más se necesitaba y aupó a David Ferrer hacia el triunfo ante Del Potro. Su Majestad Don Juan Carlos estaba en la grada, pero el Rey de la noche era David.

El Rey es David

Nueve horas de lágrimas. A las 13:00 horas, David Nalbandián lloraba de emoción cuando sonaba durante tres minutos largos el himno argentino, el mejor símbolo de lo que significa esta competición, lejos de los premios, los rankings y el ego personal del circuito. En la Davis se juega por una bandera, por orgullo. Se palpa y lo sabe Nalbandián, que se abandona y coge kilos cuando juega para él pero que se entrena hasta reventar cuando lo hace para su Argentina. A las 22:00 horas, nueve después de ese momento mágico, Argentina empezaba a decir adiós otra vez a su sueño prohibido. La Ensaladera se le escapa y Nalbandián, que se entrenó en soledad en la pista anexa por la tarde, imaginándose ser héroe este mediodía, llora de nuevo sin consuelo.

Leyendas. El héroe, sí, fue David Ferrer, gigante Ferrer. Tipo humilde, tenista gigante que puso La Cartuja boca abajo como si vistiese de luces, grana y oro español, y estuviese en La Maestranza. Y salió por la puerta grande después de un drama de casi cinco horas que fue como encerrarse con seis toros. Tuvo que soportar el martillo de 'Mano de Piedra' Del Potro, que castigó como un boxeador contra el hígado, golpe a golpe, derecha a derecha. Pero David fue hierro puro, un gladiador. No se derrotó jamás y cambió el curso de un partido que tenía color argentino. A base de talento y tenis pero también de convicción. Lleno de complejos durante tanto tiempo, resulta asombroso y admirable comprobar la determinación con la que juegan nuestros deportistas. Caballeros como Nadal para acercarse al vestuario y consolar a su amigo 'Pico' Mónaco, pero implacables como mercenarios en la pista. España arrasa rumbo a la quinta Ensaladera.

El Rey. Fue un día arrollador que empezó con goteras en La Cartuja y frialdad en la grada y que terminó envuelto por esa magia tan especial que Sevilla le da a los eventos. Sevilla levantó a Ferrer justo cuando más débil le vio. Y Ferrer lo agradeció con un partido vibrante, precioso, dramático, de los que quedan en los libros de la Davis. Ferrer, el héroe que salvó la eliminatoria de Austin con sus victorias ante Roddick y Fish, merecía darse un baño de masas así, con La Cartuja llevándolo en volandas, coreando su nombre y España entera admirando su raza. En la grada lo miraba, lo disfrutaba, su Majestad Don Juan Carlos. Pero ayer el rey fue David.

Líder Rafa. A pie de pista, el primer hincha de David fue Rafael Nadal Parera, que casi es mejor compañero que tenista. Apretó los dientes con Ferrer, se le acercó, le gritó en la debilidad y le aplaudió en el triunfo. Tiene un status inamovible y es el icono. Pero a su abrigo y con sudor crecen héroes como Ferrer.

...Y Curro. Nadal ganó sin dramas, líder absoluto. Idolatrado por los argentinos y por un artista muy especial. Curro Romero vive enamorado del tenista de Manacor. Y disfruta sus triunfos como los suyos en las plazas. Curro, ayer en la grada, le dio un capote pero, como Sevilla, casi le entregaría el corazón a esta Armada Invencible. De leyenda.