Rafa Nadal ya está en cuartos de final del US Open, tras dos jornadas de caos y sin tenis por culpa de la lluvia, tras derrotar a Gilles Müller por la vía rápida: 7-6 (7/1), 6-1 y 6-2 en dos horas y 8 minutos. El partido, que se reanudó con 0-3 abajo para Rafa después de los 16 minutos disputados ayer, duró lo que tardó el actual campeón en sacudirse el enfado que aún rumiaba.

Müller, 28 años, zurdo y con un saque muy afinado (65 aces contabilizaba hasta el partido de octavos) era un rival temido no por su ránking (68º) ni por su historial, pero sí por la imposibilidad de dar ritmo al partido. Este año, en Wimbledon, el luxemburgués llevó a Nadal a disputar dos tie-break.

Rafa comenzó 1-4, pero fue capaz de llevar la primera manga a la muerte súbita tras conseguir una rotura en el séptimo juego. El tie-break fue gobernado con rabia y mano de hierro, sin ningún tipo de duda. En ese primer set, 20 winners y 5 errores no forzados. Un balance que le encaminaba a un desenlace rápido en previsión de que las nubes cubrieran de nuevo Flushing Meadows.

El segundo parcial fue un paseo militar: 6-1 en menos de media hora. Con todo encaminado, una dejada fallida permitió a Müller colocarse 0-2. Pero fue sólo un espejismo para un Nadal que sacó todo su genio, que estaba como un tigre enjaulado después de dos días de nervios. Al final, 6-2.

"Ayer fue un día duro para los jugadores y para los aficionados", dijo Rafa a pie de pista entre algún silbido de parte del público descontento por su enfado de ayer. "Tampoco fue fácil para la organización", contemporizó. "Müller ha sido un rival duro, difícil, porque fue agresivo todo el tiempo". Nadal jugará mañana los cuartos de final contra el vencedor del Ferrer-Roddick, que fue trasladado, tras reanudarse, de la pista Armstrong a la 13 porque una burbuja provocada por el agua deterioró la pista. Otro contratiempo más en un torneo que va de sobresalto en sobresalto.