El huracán Earl perturbó ayer la jornada del US Open. Llegó disminuido, catalogado ya como tormenta de categoría 1 (había alcanzado el grado 4 en la escala de 5 de Saffir-Simpson), pero detuvo los partidos hacia las 14:30 horas locales, reanudándose casi una hora después. El viento y la lluvia pudieron, de ese modo, aliarse con Roger Federer, ya instalado en la tercera ronda, y perjudicar a Rafa Nadal, que tenía programado su partido de segunda contra Denis Istomin hacia las 21:00 h. en Nueva York (03:00 en España). Las previsiones daban lluvia durante toda la tarde y una mejoría para hoy. Malo para Rafa si no llegó a jugar su partido.

La poderosa televisión estadounidense y los acuerdos comerciales hacen del US Open un torneo peculiar, que celebra un Super Saturday el sábado, con la final femenina y las dos semifinales masculinas (en los otros Grand Slam son el viernes). Por ello, los tenistas tienen dos días de descanso entre la primera y segunda ronda. En cualquier otro torneo, Nadal habría disputado el partido frente a Istomin el jueves. En Nueva York, no.

Por lo tanto, cualquier incidencia metereológica, como el paso del huracán Hanna en 2008, trastoca todos los planes. Nadal, el año pasado y el anterior, ya tuvo que jugar las semifinales en domingo. La final se celebró el lunes.

En cualquier caso, Roger Federer ya dispondrá de un día de descanso más antes de las semifinales. Él jugaría los cuartos el miércoles (como Djokovic, que ganó a Petzschner por 7-5, 6-3 y 7-6) y Nadal o Murray (que se deshizo del jamaicano Brown por 7-5, 6-3 y 6-0), el jueves.