Tenis | Wimbledon
El sueño de Federer
Wimbledon espera impaciente a Roger Federer. Si vence en la final batiría de un plumazo a Borg, Sampras y Nadal: sexto título en Londres superando al sueco; su 15 grande, mejorando al estadounidense; y recuperado el número uno que aún mantiene el español.
Erase una vez un tenista tan bueno, tan bueno, que, según el profeta bronceado Nick Bollettieri, "nació para este deporte, sin una sola debilidad". Ese tenista, Roger Federer, juega hoy su séptima final consecutiva en Wimbledon: un récord. Y además, Federer juega en busca de algunas de las plusmarcas más ilustres del tenis. Récord sobre récord, el triunfo valdría a Federer su sexto título en Wimbledon, batiendo la marca de Björn Borg. Y el trofeo de Grand Slam número 15, récord histórico, uno más que los 14 Slams de Sampras, siete veces campeón en Wimbledon.
Todo esto puede consumar hoy Federer, ese tenista tan bueno, tan bueno ante un rival, Andy Roddick, al que ha ganado 18 de las 20 veces que se han enfrentado. A estas alturas, incluso el Destino o las estrellas parecen haberse aliado con Federer: hace un año, Roddick veía la final de Wimbledon atascado en el aeropuerto de Austin junto a su entonces novia (hoy señora), Brooklyn Decker. Tan buena fue aquella final de 2008, que Roddick no pudo resistirse: "Estaba deprimido y no me gusta ver tenis, pero no pude sustraerme a aquella épica tan imponente. Pensé lo hermoso que hubiera sido vivir aquello en la pista, cuando ya su sola visión era tan fascinante", recuerda Roddick de aquella tarde de 2008 en el aeropuerto de Austin.
Tan buena fue aquella final de 2008 que su ganador, Rafael Nadal, aún remueve vigorosamente el recuerdo de quienes cuidan el templo de Wimbledon. El comentarista-estrella Ted Robinson se emocionaba ayer en la BBC cuando veía a Serena Williams leyendo los nombres de las campeonas en la bandeja del título femenino, la Venus Rosewater Dish: "Serena mira esos nombres como Rafael Nadal hacía el año pasado a él le echamos mucho de menos. Espero que vuelva pronto con nosotros".
Vigésima final.
Si Federer consigue hoy su triunfo número 19 ante Roddick (ojo: Andy noqueó a Murray, está más sereno y aún sirve a 230 km/h), este Roger, tan bueno y sin debilidades, subirá al número uno del mundo, deponiendo a Nadal, el campeón de aquella final 2008 que fascinó a Roddick: Nadal, número uno hasta hoy mismo. Federer tiene el lujo de conocer de primera mano cosas que sus admiradores olvidan: de las 19 finales de Grand Slam que Roger ha jugado (la de hoy es la número 20), sólo perdió cinco: todas ante Nadal. Tres en París, una en Australia, y la otra, esa belleza de hace un año, aquí en Wimbledon. De algún modo, la existencia de Federer sería demasiado perfecta sin Nadal. La existencia de Nadal armó una rivalidad histórica ante el tenista perfecto, humanizó a Federer y hacía emocionarse ayer a Ted Robinson. La existencia de Nadal alimentó el El Mejor Partido de la Historia, según Sports Illustrated: la memorable final del All England en 2008. Y ahora, que Federer haga lo que quiera con Roddick.