"Un tenista debe pensar en cuánto trabaja su padre"

¿Cuáles son sus impresiones sobre la Caja Mágica?

Ustedes lo llaman Caja Mágica y yo Taj Mahal. Para mí no tiene sorpresas. Es exactamente lo que me esperaba. Necesita dos o tres años para funcionar perfecto, porque aquí pueden venir 25.000 o 30.000 personas cada día. Esto es más que un torneo, es un evento.

¿Sigue con esa idea de competir con los Grand Slam?

No quiero un Grand Slam. A mí un cuadro de 64 ya me parece demasiado grande. Quiero que jueguen los mejores contra

los mejores, que se clasifiquen con una previa de 128 o 64; con premios también, para que todos ganen plata. Y que el vencedor, que será un superprofesional, se lleve al menos un 25% del total de los premios. Me gustaría convencer a la ATP.

¿La idea de las pistas azules para 2009 fue suya?

Desgraciadamente no me lo puedo atribuir. Fue idea de Gérard Tsobanian, nuestro director general. Y no ha hecho más que copiar lo que hace 25 años se hizo en el torneo indoor de Stuttgart, donde pusimos una pista azul oscuro para que se viera mejor. ¡Ahora dicen que es un desastre! ¡Si en América se juega sobre canchas de tierra grises y verdes desde hace cien años! Nos hemos gastado la plata en hacer la pista azul y patentarla. Creo que tenemos razón y la mayoría de los jugadores piensa igual. La WTA no pone problemas. La ATP tiene reservas.

¿Se acabará jugando sobre pistas azules?

Eso espero.

Nadal apela a la tradición

El señor Nadal es un gran campeón. Es un ejemplo mundial y espero que no cambie. Que su físico le dure diez años. Respeto su parecer, pero no lo acepto.

Se quejan de las fechas. ¿Van a intentar cambiarlas con Roma?

¿Cambiar de nuevo? Ufff. Se ha de ver cómo componemos mejor el calendario. Yo no me puedo permitir que el número uno o el dos tenga que comenzar el miércoles porque la semana previa se juega otro torneo. Sólo me han dado ocho días para los hombres y nueve para las mujeres. Lo perfecto para un torneo combinado sería tener diez días para dejar al jugador días de descanso

Usted entrenó a Nastase, a Vilas, vio a Borg. ¿Nadal le parece el mejor en tierra?

Odio comparar épocas. Para mí, el mejor de todos los tiempos en cualquier superficie fue Laver. Después vino Sampras y hay que dar crédito a su técnica. Pero sin comparar un coche de 100 caballos con otro de 300. Y cuando vino Federer inventó un ballet. Él toca el piano en el tenis. Nadal ahora ha inventado otra balística que la física casi no puede explicar: cómo le pega a miles de revoluciones y consigue meter la pelota en la cancha. Ya tiene su sitio en la historia del tenis.

¿Y cómo ve a Novak Djokovic y Andy Murray?

Siempre se han peleado tres o cuatro. Pero ahora también hay que contar con ese español que llevó a Nadal a un quinto set en Australia (Fernando Verdasco). España parece sacar sus campeones de una fotocopiadora. Pero los megacampeones tardan en salir. Alemania tuvo a Becker cuando llevaba cincuenta años sin nadie en el top-ten. Él cambió la economía del tenis: antes de Becker se trabajaba hablando de miles; después de él, de cienmiles.

¿Y qué le parece que se puedan quejar de que un vestuario es pequeño?

Tienen razón. Veremos qué pasa el año que viene. ¡Pero no se están cambiando en el lago ni todos al mismo tiempo! Todo evoluciona, pero yo dormía en un camping y ahora deben ser hoteles de cinco estrellas. Al jugador hay que darle cosas hasta un punto razonable. Si se pasa ese punto, te estás prostituyendo sólo porque un jugador tiene un gran nombre. ¡Soy demasiado viejo, he vivido hasta guerras! Deben pensar en cuánto trabajan sus padres para ganar el uno por ciento de lo que ingresan ellos en una semana.