Nadal fue ayer la estrella de la Villa, donde recibió las felicitaciones de muchos deportistas españoles mientras buscaba cobertura wi-fi en el césped que rodea los apartamentos. "Se levantó tarde, hacia la una, porque la noche anterior se había acostado a las cuatro tras realizar todo el trabajo de recuperación. Después comió con Pau Gasol y descansó más. Había que cargar energías", explicó Emilio Sánchez Vicario, el seleccionador, que fue su sombra.

Después, entrenamiento de una hora con Francis Roig, el técnico que le acompaña aquí y en quien delega su tío Toni en ciertos momentos del año. Nadal está en Pekín solo, sin su agente, ni su asesor de comunicación, ni su inseparable fisioterapeuta Rafa Maymó. "Es un ejemplo para todos", resume Emilio, que fue plata en Seúl 1988 junto a Sergio Casal.

Tras el entrenamiento, se fue a animar a Ruano y Medina. Allí estaban también la Reina y los Duques de Palma que vivieron con intensidad el choque junto a Pedro Muñoz, presidente de la Española. De ahí, Nadal se fue a devolver visita a los chicos del basket. Tranquilidad antes de la gran final.