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No son los árbitros, oiga

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El discurso dominante en el Madrid enfoca a los árbitros, narrativa que ha alcanzado de lleno a los jugadores, que en los últimos partidos han dedicado más tiempo y energía a recriminar las decisiones de los jueces que a centrarse en los desafíos naturales del juego. Contra el Cádiz, el equipo siguió la misma línea que en Vallecas frente al Rayo y el Girona en el Bernabéu. Funcionó mal, o peor de lo que debería, enredado en quejas, reproches y protestas. El Madrid se salió del partido en los tres casos.

En estos partidos, el Real Madrid ha conseguido cuatro de los nueve puntos en disputa. Empate con el Girona, derrota contra el Rayo y victoria frente al Cádiz. Los tres rivales brindaron actuaciones meritorias, de buena factura, sin achicarse y en algunos momentos desplegando un excelente juego, cada uno en su perfil. El Cádiz no se atrincheró en el Bernabéu y se lamentó de la oportunidad de Espino en el último minuto, un cabezazo sin vigilancia defensiva que el intenso lateral uruguayo no logró embocar.

Los jugadores de Real Madrid y Cádiz se saludan antes del partido.
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Los jugadores de Real Madrid y Cádiz se saludan antes del partido.JAVIER GANDULDiarioAS

El Madrid llega al largo parón del Mundial en segunda posición, a dos puntos del Barça, que en cuestiones domésticas se encuentra en las antípodas de la anterior temporada. Por estas fechas, Xavi sustituyó a Koeman, sin otro objetivo que colocar al equipo entre los cuatro primeros del campeonato. El liderazgo era un sueño imposible. El Madrid comenzaba a volar.

No ha variado el resto del paisaje. El Madrid ha encontrado esta vez un rival en la Liga, pero ése no es su problema. En términos estadísticos, el equipo de Ancelotti ofrece un mejor porcentaje de puntos con respecto a la pasada edición: 11 partidos ganados, dos empatados y la derrota con el Rayo Vallecano, 35 puntos y un promedio de 2,5 puntos por partido. El pasado año, en una Liga que conquistó cuatro partidos antes de cerrarse el campeonato, terminó con una media de 2,26 puntos por encuentro.

Se le han presentado los problemas en las dos últimas semanas, con un descenso en el rendimiento, en el número de goles anotados y en el de recibidos: tres en Leipzig, tres en Vallecas. Tanto el Girona como el Cádiz marcaron un tanto en el Bernabéu. Todo esto ha ocurrido en medio de un clima de fuertes quejas contra los árbitros.

Sorprende este repentino foco sobre los jueces de los partidos, tanto en el césped como en la habitación del VAR. No había ocurrido hasta ahora. El Real Madrid encabezaba la clasificación con un carrusel de victorias en los 11 primeros partidos –sólo concedió el empate con Osasuna– y varias actuaciones notables, brillantes en media docena de partidos. Por el camino, derrotó con autoridad al Barça en el Bernabéu y al Atlético en el Metropolitano. La cuestión arbitral no apareció ni en pintura.

Ancelotti, en el Santiago Bernabéu.
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Ancelotti, en el Santiago Bernabéu.Quality Sport ImagesGetty

Los últimos partidos han destacado por el nerviosismo del equipo y el empeño en dirigir las críticas al arbitraje, hasta el punto de generarse un clima de persecución que se ha impregnado en los jugadores. Lejos de remitirse a su magnífico desempeño anterior, el Madrid ha dedicado más tiempo a mortificarse con los trencillas, con un pésimo balance: encuentros salpicados de parones, protestas, frustración y complicaciones.

Rayo, Girona y Cádiz cerraban el calendario antes del Mundial, equipos que no parecían comprometer la trayectoria del Madrid, pero sí lo hicieron. Jugaron con prestancia y más ambición de lo previsto. Colocaron al Madrid ante dificultades que no pudo o le costó sortear. Por discutidas que fueran algunas decisiones, los rivales estuvieron dentro de los partidos con todas las antenas puestas. El Madrid, no. Aparcó el juego, se enredó en lo que no debía y saldó los tres partidos con actuaciones muy discretas.