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Entre control económico y austericidio

El mercado español es el que menos se ha movido, incluso ha dejado un balance positivo de 53 millones entre compras y ventas con el exterior; ha disminuido deuda a cambio de empobrecer las plantillas.

Ousmane Dembélé durante su presentación con el PSG este verano.

Hace pocos días Miguel Ángel Gil dio su opinión sobre la deriva de LaLiga en la web del club. Estas autoentrevistas no son productos periodísticos cabales, pero algunas cosas de valor se pueden extraer. En esta se quejaba de las pegas que LaLiga opone al capital extranjero, que sí derrama su dinero en la Premier, la Seria A o la Ligue 1 —en la Bundesliga les frena el 51% que por ley retienen los socios—. De Norteamérica aparecen inversores privados o grandes fondos; de Oriente Medio, fondos soberanos de Qatar, Arabia Saudí o Abu Dabi; otros vienen de China o del sureste asiático… Ellos estiman que dar pérdidas para mejorar el equipo no es mala gestión sino inversión, no comprenden por qué no pueden sufragar las pérdidas, quieren fichar para que haya más ingresos y que sus clubes valgan más.

Pero aquí sigue siendo sagrado el control económico. Quien quiera entrar ha de dividir la inversión en 4 o 5 años y hasta ahora sólo podía dedicar el 40% a fichajes —el jueves se amplió al 50% y hasta al 60% para fichar a un jugador cuyo valor no supere el 5% del coste de plantilla autorizado—. Por otra parte, un excedido en su masa salarial sólo puede invertir en nuevos fichajes un 25% de lo que ingrese por traspasos y un 50% del congruente ahorro salarial.

Para más complicar las cosas, la fiscalidad aquí es más dura. Grosso modo, pagarle un millón neto a un futbolista le cuesta a un club de LaLiga 1,89, por 1,72 en la Bundesliga, 1,62 en Francia, y 1,4 en Italia. Y a este panorama previo sólo le faltaba la irrupción de Arabia Saudí, con su dinero ilimitado. El Control Económico fue una edificante norma de austeridad que sirvió en su día, pero ahora parece ir contra el tiempo. El mercado español es el que menos se ha movido, incluso ha dejado un balance positivo de 53 millones entre compras y ventas con el exterior; ha disminuido deuda a cambio de empobrecer las plantillas. La relación de jugadores que echaremos de menos es larga: Benzema, Asensio, Dembélé, Ansu Fati, Busquets, Jordi Alba, Carrasco, Kondogbia, Bono, Canales, Luiz Felipe, Pau Torres, Chukwueze, Jackson, Danjuma, Gabri Veiga, Kang-in Lee, El Bilal… Lo que ha venido, Bellingham y Gündogan a la cabeza, no compensa esa sangría.

¿Se ha depurado nuestro campeonato con este esfuerzo? LaLiga acaba de publicar los límites salariales y en Primera hay nueve clubes a los que se les ha rebajado y once a los que se les ha mejorado. En total, el dinero para plantillas baja este año 344 millones, si bien el causante esencial es el Barça, al que se le rebaja en 378. Pero también se les baja a otros ocho y la realidad conjunta es que hay 344 millones menos para plantillas de lo que había —cómo se las está apañando el Barça es algo tan difícil de descifrar como la ley de sucesión de los números primos—.

El Control Económico fue el gran éxito de Tebas, pero quizá los tiempos exijan otra estrategia. En la presentación de los límites salariales, explicó que la Premier perdió 1.000 millones el curso pasado y que arrastra pérdidas de 5.000. En Italia el Fisco ha aplazado a la Serie A una deuda de 500 millones. En Francia la deformidad la produce el PSG, cuya masa salarial supone el 60% del total. Tebas confía en que entre medidas de los gobiernos y fair play financiero las cosas vuelvan a su cauce. Y recuerda que en España hemos tenido malas experiencias con inversores, véanse los casos del Racing, Málaga, Espanyol, Valencia…

Mientras, nuestro campeonato se debilita. Ya nos quitó la Premier el primer puesto en el ranking UEFA y ahora el segundo nos lo amenaza Italia, que si este año queda por delante tendrá derecho a cinco equipos Champions el curso próximo. Por suerte, este año salimos con cinco en esa competición gracias al Sevilla, pero el desempeño conjunto del curso pasado no llama al optimismo.