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Balón de Oro: ellas y él

Seis jugadoras españolas quedaron entre las 30 primeras del premio, mientras en la lista masculina solo aparece Rodri.

Salma Paralluelo, a su llegada a la gala del Balón de Oro.

No quisiera dejar más tiempo tras la gala del Balón de Oro sin comentar la diferencia del papel que en ella tuvieron nuestro fútbol masculino y femenino. Y no hablo solo del Balón de Oro de Aitana Bonmatí, sino de lo que esta tenía detrás frente a la enflaquecida representación masculina. Aitana fue mascarón de proa de un grupo de seis nominadas por France Football en la lista de 30 elegibles. Cuatro entraron entre las 10 primeras tras la votación entre especialistas: cerca del oro de Aitana aparece el bronce de Salma Paralluelo y luego vienen Olga Carmona, sexta, y Patri Guijarro, octava; más allá aparecen Mapi León, 16ª, y Alba Redondo, 21ª.

Patri Guijarro y Mapi León no jugaron el Mundial, pertenecen al grupo de disidentes que no quiso participar, y aún siguen en eso. Es razonable pensar que de haber permanecido en la selección hubieran escalado puestos. Y no estuvo entre las elegibles Alexia Putellas, ganadora de las dos ediciones anteriores. La rotura de ligamento cruzado que sufrió le ha impedido recuperar la forma hasta muy recientemente. En otro caso, no hubiese faltado. Lo mismo ella que Aitana Bonmatí, Salma Paralluelo y las disidentes Patri Guijarro y Mapi León juegan en el Barça, campeón de dos de las tres últimas Champions. Y un dato más: este éxito llega en un país que no alcanza a las 100.000 fichas femeninas, mientras Estados Unidos y Alemania pasan del millón, y otros tienen varios centenares de miles.

Un contraste con la lista masculina, donde solo entró un español, Rodri, la manija del multicampeón Manchester City de Guardiola. Uno en la lista de 30 elegibles, aunque al menos entró en un puesto de honor, pues fue quinto. ¿Merecíamos haber tenido más en la lista de 30? Cada cual puede tirar algún nombre, pero si acaso para el final de la lista, e incluso así no muchos. Retirada ya casi al completo la generación gloriosa, de la que solo nos quedan los vestigios sevillistas de Sergio Ramos, Navas y, ya en la lejanía, Busquets y Jordi Alba, la inmediatamente posterior, ganadora de la Eurocopa sub-21 de Israel 2013, no dio de sí todo lo esperado. Ahora viene gente que promete, pero aún no está cuajada.

Excelencia y algo más

Así que hoy en día la selección que nos encandila es la de ellas, no solo por su juego, también por su temple. Fueron al Mundial en condiciones extrañas, tras una revuelta que les hizo perder elementos importantes, descontentas con el ambiente de la federación. Digirieron como si nada el 4-0 de Japón y ganaron con brillantez. Luego, tras lo que pasó, afrontaron el siguiente partido, la visita a Suecia en esta Nations League que hace el papel de preolímpico, en unas condiciones inauditas. Días de bronca, de amenazas y comunicados, una paz de madrugada en Oliva, un viaje apresurado y sin preparación… Pero ganaron allí, como han ganado las otras dos salidas, a Suiza e Italia. Y todavía con la ausencia de Patri Guijarro y Mapi León, que siguen fuera del equipo.

Ese grupo está inundado de excelencia, como muestra la elección del Balón de Oro, pero también de algo más. Vista la forma en que acompañan su juego de rebeldía, me hacen pensar que ellas son la España de la rabia y de la idea que reclamaba Machado. Han ganado el Mundial, se encaminan hacia los Juegos Olímpicos, pero en ese camino han ido haciendo algo más: han construido sociedad. Cuando pase el tiempo, tendremos mucho que agradecerles, más allá de estas alegrías deportivas que nos están ofreciendo.