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El Oscar que ganó El Molinón

José Luis Garci rodó en el estadio gijonés y en las instalaciones de Mareo varias escenas de ‘Volver a empezar’, primera película española con la estatuilla.

Redondo, Ferrero, Maceda y Eloy, con la estatuilla del Oscar.

El Sporting tuvo grandes años en los que rozó la Liga y la Copa, pero no llegó a alcanzarlas. En la 78-79 fue segundo en la Liga, tras el Madrid; en la 80-81 llegó a la final de Copa, para perder ante el Barça, que se les había llevado a Quini, autor de dos goles. En la 81-82 repitió final, ante el Madrid, en el estadio de la pulmonía, como se conoció al Nuevo Zorrilla por el frío pelón que hizo aquella noche, impropio de la estación. También la perdió.

Pero puede presumir de ser el único club que tiene un Oscar. Lo ganó por la figura interpuesta de uno de sus más acreditados hinchas, José Luis Garci, que rodó en El Molinón y en las instalaciones de Mareo varias escenas de Volver a empezar, la primera película española oscarizada.

Antonio Ferrandis interpreta a Antonio Miguel Albajara, un exjugador del Sporting convertido en escritor en el exilio, profesor en Berkeley. Acaba de recibir el Nobel en Estocolmo cuando regresa inesperadamente a Gijón a reencontrarse con su primer amor (Elena, Encarna Paso), los paisajes de su infancia y sus viejos amigos, entre ellos el entrañable Roxu, José Bódalo, ahora médico y directivo del club. Le muestra sus análisis médicos y recibe la confirmación de que le quedan seis meses de vida, razón de su retorno en busca de sensaciones perdidas.

El palco de El Molinón registra una de las escenas, tomadas en un partido real, entre el Sporting y el Atlético, el otro equipo de Garci. Albajara se sienta en el palco, entre Roxu y el presidente del club, Manuel Vega Arango, a cuya izquierda está Alfonso Cabeza, presidente del Atlético. Entre los planos cortos se cuelan algunas tomas reales del partido, jugado el 18 de octubre de 1981, y que ganaría el Sporting por 3-2. Al partido sigue otra escena, una comida de homenaje que el club ofrece a Albajara, que se rodó en el comedor de las instalaciones de Mareo. Entre los asistentes se distingue a veteranos del Sporting como Molinucu o Sión. Roxu pondera en su discurso la categoría como futbolista de Albajara; luego éste le dirá que los verdaderamente buenos son los de ahora, en especial Maceda y Ferrero.

Aquella película ganaría el 11 de abril de 1983 el primer Oscar del cine español, una de las noticias más extraordinarias vividas por este país en aquellos agitados años de la Transición. No faltó la polémica entre los que dudaban del mérito de la película para alcanzar tal honor y los que sí lo consideraban merecido. El propio Garci declaró con sencillez que su película fue presentada un poco por rebote. Estaban La Colmena y Demonios en el jardín, y los partidarios de una por no votar a la otra se inclinaban por Volver a empezar.

Saque de honor

Seis días después del premio, el Sporting recibía de nuevo al Atlético, curiosa coincidencia. Otra vez los dos equipos de Garci, devociones que le llegaron por vía paterna, asturiano afincado en Madrid, donde fue portero de los de cortar entradas en el viejo Metropolitano, en el que el director de cine abrió sus ojos al fútbol con la delantera de seda del Atlético: Juncosa, Vidal, Silva, Campos y Escudero. De modo que, recién regresado de Los Ángeles, Garci viajó a Gijón para presenciar este nuevo encuentro entre sus dos equipos. El 17 de abril de 1983 El Molinón (hoy rebautizado en honor al desaparecido Quini) presentó una entrada espléndida, tanto por el interés del partido como para festejar ese inesperado Oscar que Gijón celebró como cosa propia, pues la película, aparte de las escenas grabadas en las instalaciones del Sporting y la condición de exjugador del club del protagonista, estaba rodada en muchos de los rincones más característicos de la ciudad y de Asturias. Garci salió entre ovaciones atronadoras a los acordes de la música de Cole Porter Begin de Beguine, se retrató con uno y otro equipo con la estatuilla delante y los jugadores del Sporting la alzaron como un trofeo. Un festejo digno de un gran título.

Finalmente, Garci hizo el saque de honor, siempre con la estatuilla en la mano, y se retiró al palco para seguir el partido. No hacía ni 20 meses del anterior, así que si bien los entrenadores eran otros (entonces Miera y Carriega, ahora Boskov y Luis), entre los jugadores había mayoría que repetían. El resultado fue el simétrico: esta vez ganó el Atlético 2-3, en una mala tarde del meta local Rivero.

El Sporting perdió el partido, pero, ¿quién se acuerda ya? Había ganado el del día del rodaje, pero, sobre todo, había ganado un Oscar. Ahí queda eso. A ver quién lo iguala.