Cuando el deporte debería ser una cuestión de Estado.
La candidatura Pirineos 2030 debe buscar el consenso y dejar discrepancias a un lado si quiere tener algún futuro.
En la última década hemos vivido con ilusión 3 candidaturas olímpicas en la ciudad de Madrid. 2012, 2016 y 2020 nos hacían soñar con volver a vivir el sueño olímpico como en aquella cita que sirvió de palanca inigualable para el desarrollo del deporte español con Barcelona 92. Para el Mundial 2030, se plantea como una candidatura plurinacional ibérica, con la alianza de España y Portugal y parte como favorita siendo la única candidatura europea para este evento. Sin embargo, mientras ahora se disputan los Juegos de Invierno en Pekín, en España no somos capaces de aparcar nuestras diferencias autonómicas y discrepancias políticas para consolidar una candidatura solida para los Juegos de Invierno 2030.
Hay ciertos momentos en los que hay que olvidar algunas diferencias y aparcar el sectarismo independentista en pro de los intereses de la nación. Tengo claro que numerosos independentistas dirán que esta no es su nación, pero no se puede ser tibio en la respuesta, dejar que se beneficie del amparo e impulso de toda España y luego se sea discriminatorio con Aragón.
Hace tan solo unos días la eurodiputada Clara Ponsatí se mostraba contraria a esta candidatura bajo un argumento tan solido y un impedimento suficientemente trascendental como que "son unos Juegos Olímpicos españoles". "Todo el independentismo debe decir un no claro a la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno en 2030, no a unos Juegos Olímpicos coorganizados con Javier Lambán, no a unos Juegos Olímpicos auspiciados por España" afirmaba Ponsatí.
Tras los citados juegos olímpicos de Barcelona 92, la ciudad condal y Cataluña en general ganaron una exposición y reputación internacional de la que aún 20 años después recogen frutos. El deporte sirve para exponer lo mejor de un país y una cita olímpica es una oportunidad única. No podemos seguir entendiendo que es perfectamente normal encontrar intereses comunes, entre por ejemplo España y Portugal (e incluso se ha planteado con otro continente y cultura como Marruecos), pero nos resulte imposible encontrar entendimiento entre Aragón y Cataluña. Simplemente como españoles no nos lo podemos permitir.
Actualmente además se suma a la polémica la investigación de la Guardia Civil por un presunto desvío de fondos de la candidatura por parte de altos cargos de los gobiernos de Quim Torra y Pere Aragonès a asesores y empresarios afines.
Por suerte en España contamos con el Comité Olímpico Español, que con su presidente Alejandro Blanco a la cabeza lo tiene claro, "la candidatura de los Pirineos sin consenso no tiene ninguna posibilidad" además añadía que "la gran baza de la candidatura es lograr la unión pese a las diferencias políticas".
Desde el Govern de la Generalitat de Catalunya se ha anunciado que habrá consulta vinculante sobre estos JJ. OO. a los ciudadanos del Pirineo. Votaran cerca de 63.000 personas, solo del Alt Pirineo y Vall d'Aran (las comarcas l'Alta Ribagorça, Alt Urgell, Cerdanya, Pallars Jussà, Pallars Sobirà y Vall d'Aran). En esta consulta no se incluyen las regiones del Pirineo Aragonés, pero tampoco se incluye a la ciudad de Barcelona que presumiblemente albergará alguna de las disciplinas deportivas y cuyo nombre parecen querer que lleve la candidatura.
Es importante destacar que un sondeo previo a esta consulta ha recibido un gran apoyo a este evento concluyendo que el 73,3 % de los catalanes considera que sería interesante para el Pirineo que Catalunya organice esta competición, una cifra que asciende hasta el 74,6 % entre los ciudadanos del Alt Pirineu i Aran. (La muestra es considerablemente pequeña para extraer conclusiones finales ya que es de tan solo 1.506 personas).
Si entendemos estos Juegos como un proyecto de "gran país", de conciliación de unión y de consenso como bien explica Alejandro Blanco, esta candidatura puede ser una oportunidad fantástica para España, pero si entendemos este proyecto como manifestaba Anna Caula secretaria general de l'Esport, hablando de "país" en referencia a Cataluña, o criticas como las de Ponsatí, esta candidatura no tendrá ningún futuro e igual que debemos entender más el deporte como una verdadera cuestión de Estado.