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Susurros del campo

Imágenes de caza y la imagen de la caza

En muchas ocasiones somos nosotros mismos los que sucumbimos a que la imagen del cazador, la visión de la caza, se vea distorsionada.

Imágenes de caza y la imagen de la caza
Shutterstock

Pocos días quedan ya para dar por finalizada esta temporada de caza. Para muchos de nosotros, momento para hacer balance de lo bueno y lo menos bueno. Lances certeros de los que disfrutar y errores de los que aprender.

A la apertura de la “general”, como es habitual en esta servidora, insistía en el cuidado a la hora de compartir nuestras fotografías de caza y, sobre todo, al subirlas a redes sociales.

Está claro que, para gustos, hay mil colores, pero ¡Cuidao!, en muchas ocasiones somos nosotros mismos los que sucumbimos a que la imagen del cazador, la visión de la caza, se vea distorsionada. Y ese color, siempre es muy oscuro.

Como he recalcado en otras ocasiones, del buen uso de las redes sociales, somos responsables cada uno de nosotros. Y en muchos casos, llevar un teléfono móvil entre nuestros aperos de caza, lo convierte en la peor de las armas y sin seguro. Momento foto, y sin pensarlo, la subimos “al Face, Instagram…”. A tomar por el culo… Se ha hecho viral.

Me echo las manos a la cabeza, otra vez, no puede ser. No aprendemos. Estamos de acuerdo que la caza es una actividad legal y por supuesto, necesaria como parte imprescindible de la conservación. ¿Pero es necesario mostrar una imagen de la misma que solo unos pocos desalmados dan de ella? Pues mire usted, no.

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La caza es algo más que abatir un animal o el momento de apretar el gatillo. Suscribo una vez más que los cazadores amamos nuestro campo y dedicamos horas y horas de nuestro tiempo, además de dinero de nuestro bolsillo, en cuidarlo. Pero eso, por desgracia, no se ve.

Somos un colectivo que estamos expuestos a este tipo de ataques, pero en bastantes ocasiones la responsabilidad es nuestra y solo nuestra.

Las fotografías tienen que demostrar ese respeto hacia la pieza abatida, hay que cuidar todos y cada uno de los detalles, y ya no solo por “el qué dirán”, sino por el amor que le profesamos a nuestros montes y a la actividad que practicamos.

Cuantas veces he visto fotos que, incluso a mí que soy cazadora, me han espantado. ¡Por favor, señores! ¿Qué no van a pensar los que no conocen nuestra pasión y, ni que decir tiene, los que nos atacan constantemente? No alimentemos su odio ni les demos motivos para poder atacarnos.

No nos equivoquemos, la responsabilidad es nuestra y solo nuestra, porque no todo vale. Es una cuestión de educación, pero también de sentido común.

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Las redes sociales, para lo bueno y para lo malo, son implacables. Una vez subida una fotografía, es pública y no hay marcha atrás. Por ello, desde este rinconcito, os pediría que, a la hora de plasmar nuestros días de caza, con amigos, de nuestras perchas, del resultado de un rececho espectacular… en las diferentes redes sociales, lo hagamos primero con respeto a la pieza abatida, que es lo que se merece; segundo, con sensatez y, tercero, demostrando que los cazadores no somos unos meros aniquiladores, que abogamos por la conservación y la caza. Y otra vez, a leer insultos, mentiras, barbaridades de unos pocos que no saben ni a que huele una jara; a ver como por el capricho de alguno, pagamos todos.

Por supuesto que la caza hay muerte ¡Toma, pues claro! Pero seamos un poco más inteligentes (que nos parecemos a los que nos quieren muy poco o nada), pero hay que mostrar esa muerte, de cualquier especie, con sumo respeto.

El respeto por el animal abatido es lo más básico. Y si no lo sientes, no eres cazador, NO CACES.

Por ende, os vuelvo a pedir una vez más que, por favor, hagamos un buen uso de las redes sociales. Porque, no todo vale, y como le digo a mi hijo de 12 años, lo primero es el respeto hacia la pieza, y os aseguro, ya hace fotos con más gusto y elegancia que muchas de las que se suben a internet. Con 12 años, pero ¿sabéis por qué? Porque ama el campo, la caza y la conservación. Aún sin haber cogido en sus manos un arma, ya es un CAZADOR, en mayúscula.

Salud y buena caza