La dama del bosque: la becada
La becada es sin duda, el ave más misteriosa y seductora para los cazadores y un lujo para los amantes de la buena mesa. Su caza, es un privilegio.
“Cuando el otoño mantiene aún el oro de sus hojas en los robles, pero ya cuando el invierno se anuncia con las primeras heladas, al atravesar la espesura del bosque, en el momento en que una zarza os ha enganchado, o las ramas bajas de un trepezal os obligan a tratar de buscar otro camino, un ruido, semejante al del perro mojado al sacudirse, os sobresalta. Casi a los pies un ave castaña, del tamaño de una perdiz, se muestra rápidamente en zigzag ante vuestros ojos. Luego se eleva, sorteando ramas y troncos, y sobre el bosque envuelto en brumas desaparece rápidamente. En un momento habéis oído y visto a la delicada y apasionante becada […]”.
Su carácter migratorio y los parajes que son su querencia invernal convierten a la becada en un icono de la caza salvaje.
La becada es la única ave entre las comúnmente conocidas como limícolas (de limo o lodo), que incluyen a andarríos, playeros, zarapitos, agujas, vuelvepiedras o correlimos, que tiene costumbres terrestres y no está ligada a un medio acuático, ya sea dulce o salado, como el resto de los integrantes de este amplio grupo, lo que la convierte en un ave muy particular.
Su rasgo más característico es su largo pico, no en balde scolopax, “becada” en latín, procede del griego scolops-opos, que significa “palo” o “estaca puntiaguda”.
Otra característica propia de esta ave, son sus grandes ojos negros, situados muy atrás en los laterales de la cabeza, que le facilitan una visión de 360, sin duda una adaptación, junto a su plumaje críptico en la hojarasca, contra la predación en su medio boscoso.
El entorno ideal de la chocha común son los templados bosques mixtos de Europa y Asia, montes de espeso sotobosque y suelos blandos y ricos en humus, con alternancia de pastizales naturales o de uso ganadero, donde pueda encontrar, horadando la tierra con su pico, las larvas y lombrices que componen la base de su alimento.
Si buscamos un buen desafío cinegético, sin duda la caza de la becada puede depararnos grandes satisfacciones. La dificultad que entraña la caza de la sorda es algo que conocen bien aquellos que se atreven a dedicar unas jornadas de caza tras su captura y son muchos los amantes de esta modalidad.
Una jornada de becadas en la que se consiguen tres o cuatro capturas se convierte en un día de caza excepcional por lo que para no pocos cazadores la becada y no la perdiz es la reina de la caza menor.
El terreno generalmente complicado, las condiciones meteorológicas adversas y sobre todo las dificultades propias de localizar un ave tan escurridiza como ésta suponen un auténtico desafío para el cazador más experimentado.
Situaciones cinegéticas exigentes para perros y cazadores que se deben de enfrentar a presas esquivas y bien adaptadas a un terreno que es en ocasiones bastante hostil para el cazador.
Precisamente por ello la caza de la "dama del bosque" como también se conoce a la becada es una modalidad que reporta grandes satisfacciones y lances para el recuerdo.
La caza de estas aves migratorias requiere de una buena preparación y determinación para encontrarlas.
En la caza de la becada contar con un buen perro especialista es fundamental. A pesar de que en principio cualquier perro de muestra debería ser capaz de cazar becadas lo cierto es que un buen perro becadero sólo se consigue con experiencia pues necesitan encontrar, mostrar y aguantar muchas becadas en distintas situaciones y lugares para sacar lo mejor de ellos mismos.
Las becadas se quedan a pasar el invierno si los lugares son apropiados, acogedores y, sobre todo, si disponen de abundante comida. Las grandes masas forestales mezcladas con subvegetación son ideales.
Los días fríos en los que el monte ha estado helado durante la noche, las becadas buscan comida durante el día. Observad los lugares donde el sol deshiela el monte y búsquenlas allí.
Ahora bien, si hay vegetación les impida andar por debajo con total libertad, no estará allí bajo ninguna circunstancia. En ese caso, es preferible buscarlas a orillas de los arroyos, ríos y cauces de agua con vegetación abundante en las orillas.
La también conocida como sorda o chocha perdiz, no sólo es una de las aves más cotizadas por cazadores y amantes de la buena mesa, sino también uno de los platos de temporada con mayores propiedades nutricionales. La caza termina en el plato.
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Lo dicho ¡Salud y buena caza!