5 razones por las que debes escuchar música durante tus actividades outdoor
La música reduce la tensión muscular, el ritmo cardiaco, aumenta el flujo sanguíneo, facilita la recuperación muscular y reduce la percepción de esfuerzo.
El pasado octubre he recorrido la ruta del valle del Inn desde Innsbruck a Obsteig. Fue un día nublado de octubre, alternando caminos, carreteras y trails, donde disfruté de paisajes otoñales alpinos preciosos, restaurantes típicos tiroleses y cerveza centenaria. Y lo que mejoró la experiencia fueron mis gafas Bose con auriculares integrados, cuyas lentes intensificaban el contraste y los colores en ese día gris, y el ritmo de la música mantenía la cadencia de mi pedalada ¿Hubiese disfrutado esa jornada sin música? Sin dudarlo, pero esto no solo potenció los sabores del MTB en los Alpes, sino que sacó fuerza de los muslos en algunas cuestas. Para mí la música ha sido siempre un placer, y mi dopaje legal cuando practico deporte.
Aunque recientemente leí un tuit a un tuitstar del running al que sigo, donde publicaba que él prohibiría los auriculares en las competiciones. Eso me llamó la atención, porque no sé muy bien como desvirtúa la competición escuchar música mientras se corre. Sé que en algunos maratones internacionales está prohibido, pero creo que el motivo es para que el competidor no escuche instrucciones del entrenador. Lo cierto es que en las actividades que yo practico, la competición nunca ha sido santo de mi devoción. De hecho, pretendo correr una de las pruebas de la UTMB 2022 y ya le aseguro que no voy a llegar de los primeros, ni voy a saber cuál será mi puesto. Mis dos objetivos son experimentar y disfrutar la celebración de la gran fiesta del Trail Running en el país del Montblanc, e intentar correr y acabar la prueba escuchando música, si la organización me lo permite. No tengo ningún interés en distancias, desniveles, puestos o tiempo, sino en compartir con todos los paisanos de las tres naciones y los participantes las sensaciones de la montaña. Y creo que la música mejora considerablemente cualquier experiencia outdoor, o al menos en bicicleta, corriendo o esquiando, que es cuando yo suelo escucharla.
Por supuesto, hay excepciones de la regla y consecuencias adversas que hay que evitar. Escuchar música no puede aislar del entorno al practicante. No se puede descender por una pista roja con auriculares cerrados y los Ramones a volumen brutal. En esas circunstancias te estás jugando el tipo al ser incapaz de escuchar los gritos de aviso o indicaciones de un esquiador que baje descontrolado. Afortunadamente hay gadgets que permiten escuchar música y mantenerte conectado al entorno.
En invierno me gusta realizar rutas por La Sierra de Guadarrama cuando han caído las primeras nevadas y la nieve está fresca y virgen. El ambiente es espectacular, sobre todo cuando el sendero serpentea entre altos pinos nevados. Todo lo envuelve un sonido blanco y sordo, roto únicamente por el canto eventual de algún pájaro. En estas ocasiones, no hay tema de rock, reggae o chill out que pueda competir con la naturaleza. Es como respirar Nirvana al 98 % de pureza, y aquí sí que la música no aporta nada. Muy distinto es cuando lo único que se oye es el crepitar de los neumáticos sobre la grava, el impacto de las zapatillas sincopado con la respiración o las tablas lijando la nieve dura de las pistas. En esos casos yo me enchufo Metallica y a disfrutar.
Y si nos fijamos en las competiciones deportivas, ya casi es imposible disociar las de la rutina de escuchar música. El corredor de fondo y maratoniano etíope Haile Gebrselassie ha batido varios récords mundiales escuchando la canción “Scatman”, cuyo tempo coincide exactamente con el ritmo de zancada óptimo del corredor. Los jugadores de fútbol o baloncesto de las grandes competiciones llegan a los estadios con sus cascos incrustados en las orejas y escuchando los temas que más les motivan, exactamente igual que el esquiador alpino y medallista olímpico Bode Miller, que escucha “Highway to hell” de los AC/DC para motivarse antes de cada descenso.
La música cumple un papel ergogénico según el Dr Costas Karageorghis, experto en fisiología del deporte de la Universidad de Brunel, Londres: “La música provoca la concentración del deportista, eleva la moral, dispara una serie de emociones, altera el estado de ánimo, evoca recuerdos, incrementa el esfuerzo, aumenta la emoción, induce estados de mayor actividad, reduce la inhibición, provoca movimientos rítmicos sincronizados con la canción y mejora la ejecución de la técnica”. Cuando se escucha una canción con fuerza y ritmo, pero sobre todo que guste al deportista, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea sufren cambios, antes incluso de empezar la actividad.
Beneficios de escuchar música
[1] Desarrolla habilidades motoras y aumenta la fluidez de los mismos
Cuando se entrena con música los investigadores han descubierto que esta tiene un efecto positivo en la fluidez de los movimientos del deportista. No se sabe muy bien el mecanismo, pero esto implica que un esquiador puede ser más elástico en sus giros durante el descenso si escucha música.
[2] Reduce el consumo de energía
Cuando se escucha música, uno sincroniza con el ritmo de la canción Este fenómeno se produce porque una parte del cerebro que controla la actividad motora muscular dispone de un patrón de comportamiento, cuya propiedad es ejecutar ejercicios repetitivos con una orden inicial, de forma automática y sin tener que prestar atención más adelante, como por ejemplo correr, pedalear, remar o esquiar. Lo que provoca que el consumo de oxígeno sea menor, hasta un 7 % menos, y por lo tanto el consumo de energía. Escuchando música uno se cansa menos.
[3] El dolor y el cansancio se perciben menos
El fenómeno es conocido por los psicólogos como “disociación”. Durante los esfuerzos la música consigue distraer al deportista de la sensación de fatiga, y de pensamientos negativos. Provoca, además, un estado de euforia y alegría.
[4] Provoca una respuesta emocional positiva
La música provoca un cambio en el estado de ánimo. La calidad de la respuesta emocional depende de la canción, por ejemplo los tempi lentos provocan relajación y los rápidos, excitación.
[5] Prepara el cuerpo para la actividad física
La música reduce la tensión muscular, el ritmo cardiaco, aumenta el flujo sanguíneo, facilita la recuperación muscular y reduce la percepción de esfuerzo.
Equipo perfecto para escuchar música en actividades Outdoor
Reloj Suunto 7
Spotify ya permite descargar las listas de reproducción musicales y podcasts a los relojes inteligentes que cuentan con el sistema operativo Wear OS by Google™, como es el caso del Suunto 7. Esta novedad permitirá salir a correr, vivir una aventura en bici o realizar una sesión de yoga sin llevar el móvil encima o tener una conexión activa a Internet, tan solo será necesario descargar los audios en el Suunto 7. P. V. P. 329 €
Gafas Frames Tempo de Bose
Integran dos altavoces en miniatura ubicados en sus patillas diseño Bose Open Ear Audio fantásticos, que permiten escuchar el sonido ambiente. Son resistentes al sudor (protocolo IPX4), ligeras en actividades intensas, con cristales intercambiables muy resistentes para adaptarse a las condiciones de luz. Y se puede gestionar la música, llamadas de móvil, Siri o Google Assistant con un solo botón. P. V. P. 279 €
Auriculares Inalámbricos Vert de SkullCandy
Fantásticos para escuchar música en la montaña, los auriculares tienen diseño para un buen ajuste bajo el casco, con tecnología “StayAware”, que permite al esquiador escuchar música sin desconectarse del entorno para mayor seguridad. Ambos auriculares están unidos al botón Bluetooth, que se fija mediante clip a la cinta de las gafas o el tirante de la mochila y puede ser manipulado sin necesidad de quitarse los guantes para ajustar el volumen, pasar canciones o atender llamadas. P. V. P. 79,99 €.
Lista 130 ppm en Spotify
En esta lista puedes encontrar hasta 14 horas de música (233 canciones) cuyo ritmo coincide con 130 pulsos por minuto. Los científicos han descubierto que lo ideal para sincronizarse y ahorrar energía son canciones con un tempo entre 125-140. Además, son de lo más rompedor de la historia del rock y el pop.