Dispara tu mentalidad en cinco semanas (I): toma el control mental
Iniciamos un ascenso hasta el máximo rendimiento a través de la mentalidad: esta es la primera etapa.
Si estás leyendo estás líneas, te gustará saber que te encuentras en el inicio de un camino. Me explico. Desde hace algunos meses venimos abordando la mentalidad en el ámbito deportivo desde diferentes perspectivas, contextos y ejemplos reales de la actualidad deportiva: desde Marc Márquez, Rafa Nadal, Jon Rahm o Laia Sanz. A partir de ahora y durante las próximas cinco semanas, vamos a pasar de las palabras a los hechos. De los casos a los ejercicios.
¿Cómo lo haremos?
Trazando una ruta que te ayude a dar un paso más en la conquista de una mentalidad más fuerte y resiliente, capaz de superar cualquier obstáculo. Un trayecto de cinco etapas, en las que tomaremos conciencia del trabajo mental realizado y de su importancia. Este es el comienzo. ¿Me acompañas?
Átate las botas que comenzamos
Antes de iniciar el camino lo primero que debemos hacer es coger la mochila, vaciarla de aquello que ya no nos sirve o da resultados y cargarla para un nuevo ascenso de algo totalmente distinto. Es el momento de meter en ella dosis de creatividad, curiosidad, apertura, ganas de aprender, de retarse, superarse y, sobre todo, divertirse.
Esta semana te invito a tomar conciencia de la influencia que ejerce la mente en tu rendimiento. A menudo pasamos por alto todo lo que la mente es capaz de alterar en nuestro camino hacia un objetivo, en un sentido u otro. La fortaleza mental es un factor decisivo que no explotamos adecuadamente y, de hecho, conocemos muy poco. Que la mente sea un estupendo aliado o un agente saboteador de nuestras marcas depende de nosotros mismos y por eso estamos aquí.
El primer paso para conseguirlo es identificar el potencial o el poder que se esconde en nuestra mente. Aquellos profesionales que han entendido que la preparación mental es clave para el desarrollo de su potencial experimentan una mejora en su rendimiento día tras día. Como en su día le dijo Brad Gilbert a André Agassi: “Con tu talento, si mantienes tu nivel de juego al 50% y tu mente al 90% ganarás. Pero si mantienes tu juego al 90% y tu mente al 50% acabarás perdiendo”.
El alto rendimiento físico, resistencia y potencial de deportistas de la talla de Roger Federer, Kobe Bryant, Tiger Woods, Michael Jordan, Michael Phelps, Muhammad Ali, Andy Murray, Jonny Wilkinson, Ronaldinho, André Agassi o Jon Rahm no es casual ni un don divino: ‘descansa’ en una exigente preparación mental y eso es lo que vamos a trabajar estas cinco semanas.
Para que puedas visualizar exactamente el camino que vamos a recorrer quiero enseñarte en exclusiva un mapa de conceptos y habilidades que normalmente son ignoradas. Y, sin embargo, son obstáculos contra los que todos los deportistas compiten como son: la falta de concentración, de motivación, nerviosismo, dudas sobre sí mismo y una excesiva autocrítica que termina minando su moral y actitud.
En resumen, MENTAL ROAD MAP es una hoja de ruta para conocer y entrenar aquellas habilidades que intervienen en el rendimiento de un deportista (y de cualquier profesional que busca los mejores resultados) y que le impiden alcanzar su excelencia deportiva. Son estos:
Mindset: la mentalidad, la predisposición, la actitud, el diálogo interno antes y durante una competición es lo que guía al deportista en su camino hacia la victoria y el aprendizaje. Algunos deportistas solo juegan para ganar, otros simplemente para no cometer errores, y los hay incluso que juegan para no perder. Lo cierto es que nuestra mentalidad ante una situación de reto es lo que nos abrirá o cerrará cualquier posibilidad de ganar o, cuando llegue el momento, de remontar.
Metas: como dijo Antoine de Saint-Exupéry, ‘un objetivo sin un plan es solo un deseo’. Y para conseguir lo que quieres -una marca, una medalla, una victoria- no solo es necesario trazar el qué a través de un objetivo o meta sino el cómo, con un plan de acción con el que sacar el máximo partido al esfuerzo y las capacidades del deportista.
Motivación: aquello que nos mueve hacia la acción para provocar aquello que “queremos que suceda”, sintiéndote orgulloso del camino y de merecer lograrlo.
Autoconocimiento: no se trata de ser perfecto, sino de ser mejor, poniendo el foco siempre en la mejora continua. Sabiendo reconocer tus áreas de mejora, puntos fuertes y zonas ciegas mediante la autocrítica.
Emociones y Pensamientos: aprender a mantener la mente despejada de pensamientos y emociones que pueden limitarte. Los distinguirás antes del partido o competición. Busca entonces ese momento de conexión interna para no dejarse llevar por emociones bloqueantes. Déjalas fuera para entrar en la competición y fundirte con ella.
Mente y Cuerpo: conectados mediante la capacidad de visualizar la victoria. Trabajaremos para conseguir un grado de concentración, proyección y confianza tal que nos lleve a visualizar cada golpe, cada patada, cada acción antes de que empiece la competición.
Liderazgo: el deportista que ama lo que hace, su profesión, su propósito de vida, no se imagina haciendo nada más porque es en la práctica de ese ejercicio donde se siente verdaderamente libre y entregado. Es una fuente de inspiración para su equipo.
Estrategia: querer ganar no basta. Hay que saber armar un plan para lograrlo. Saber mirar al rival a los ojos para descifrarlo, saber cómo siente y piensa, para derrotarle desde el respeto y la máxima exigencia.
Competición: saber gestionar los errores no es no cometerlos. Al contrario. Es reaccionar y aprender de ellos. Trazar nuevos caminos en búsqueda de mejores resultados que nos lleven a la victoria. El deportista no debe aspirar a la perfección: debe aspirar a la excelencia con confianza. Una confianza que no está solo en la victoria, sino que también aflora en la derrota. Una confianza que neutraliza el miedo al fracaso y les permite seguir avanzando sin límites.
Aprendizaje y Celebración: aprendiendo a celebrar cada oportunidad de competir tanto o más que una victoria. Entendiéndola como un entrenamiento más que le brinda la oportunidad de ser una mejor versión de sí mismo cada día en diferentes contextos, haciendo que la curva de aprendizaje sea cada vez sea más larga. Echando la vista atrás para absorber todo lo que ha pasado aprendiendo de cada acción, de cada caída, de cada acción exitosa y también de cada acción frustrada.
Ahora ya conoces el camino y todo lo que vamos a encontrarnos en él quiero trasladarte una pregunta: ¿cuántos de estos aspectos conocías? ¿cuántos de ellos estás entrenando ahora?
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